En política se está en contacto con la mugre, y hay que lavarse para no oler mal.
Enrique Tierno Galván (1918-1986) Político español
Este martes, Claudia Sheinbaum presentará su Plan Nacional de Seguridad. ¿Qué contendrá?, ¿qué política pública perfilará para incidir en el problema número uno de los mexicanos, la criminalidad?, ¿qué compromisos contraerá?, ¿qué metas incorporará?
No nos hagamos muchas ilusiones. Ya la presidenta advirtió el día de su toma de posesión, hace una semana justo, que no volverá lo que López Obrador y ella llaman “la guerra contra el narco de Calderón”. Que, por el contrario, se insistirá en ir “a las causas”, lo que claramente ha sido un mero pretexto del gobierno para no actuar contra los cárteles. Es decir, que si sabemos contar, no contemos con el gobierno de Sheinbaum en ese sentido.
Este martes, ella nos presentará una serie de acciones, seguramente importantes, como fortalecer tareas de inteligencia, de coordinación institucional con los estados y municipios, integración de las fiscalías, mayor equipamiento armamentista y tecnológico a la Guardia Nacional, y muchas otras medidas necesarias sin discusión, en la búsqueda de mejores niveles de seguridad para el país.
Pero siendo acciones relevantes, serán secundarias si la presidenta no asume este martes un compromiso contundente y directo: ir con toda la fuerza del estado contra los cárteles de la criminalidad. Así, literal, sin ambages ni rodeos. Cualquier programa que anuncie será demagogia pura si no hay hoy una advertencia tajante de Sheinbaum a los criminales: adiós a los abrazos. Solo que eso sería romper con la connivencia que tuvo López Obrador con el crimen organizado, aunque precisamente eso es lo que exigimos hoy de su sucesora.
Cómo espero tener que tragarme el pesimismo, y que este martes marque un auténtico parteaguas para los mexicanos, y sea un hasta aquí al empoderamiento de los cárteles al amparo gubernamental.
Voluntad y decisión es lo que se ocupa. Veremos si Claudia las tiene.
X@jaimelopezmtz
