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martes, septiembre 17, 2024

COTIJA, BOTÓN DE MUESTRA DEL ESTADO FALLIDO

En el capitalismo, el hombre explota al hombre; en el comunismo es justo al contrario.

John Kenneth Galbraith (1908-2006) Diplomático estadounidense

 

En Cotija, hay autoridades electas legalmente, pero no hay gobierno.

El primero de septiembre, como marca la ley, rindió protesta como alcalde Juan Pablo Aguilar, y como Síndica Blanca Ibarra, que ganaron con relativa holgura las elecciones bajo las siglas aliancistas de PRI y PAN.

Si bien el acto protocolario de toma de protesta se llevó a cabo sin contratiempos en Palacio Municipal, a la misma hora, en el acceso a la población, apenas a unas cuadras de ahí, sujetos armados dejaban una bolsa, cuyo contenido era un hombre descuartizado, en vida dedicado a la compra y venta de autos chatarra. Y por si el mensaje para las nuevas autoridades no era suficiente, esa noche fueron baleadas personas que cenaban en un negocio en la vía pública, justo en el exterior de la farmacia Guadalajara. Varias resultaron heridas, en un ataque aparentemente sin un objetivo en particular.

El nuevo alcalde más tardó en conocer su oficina, que en desaparecer del pueblo, en donde corre el rumor de que ha solicitado asilo político en Estados Unidos. En tanto, la Síndica aparentemente fue “levantada” por el crimen organizado, y luego liberada sana y salva, pero a la que presuntamente le fue leída “la cartilla”.

En la población, solo se ven dos patrullas en las calles, pero no en rondines de seguridad pública, sino con sus ocupantes en tareas de escoltas del jefe de la Policía.

En Cotija cunde la incertidumbre por el destino político de su gobierno. En teoría es el Congreso del Estado, que ante una ausencia definitiva del alcalde, debe nombrar a su sustituto, a propuesta del partido o la alianza que ganó la elección. Se desconoce si la Síndica habría recibido el visto bueno del cártel local para ser designada alcaldesa.

En todo caso, lo que sucede en Cotija es un botón de muestra de la realidad de la gran mayoría de los municipios michoacanos, donde nadie alcanza el poder si no es con el aval del jefe de plaza. Acaso la diferencia es que el edil electo de Cotija quizá no aceptó esa condición y pese a haber ganado en las urnas, habría tenido que salir huyendo para preservar la vida o la de su familia. En los demás municipios no es que los cárteles no incidan en quien “puede” o no ser la autoridad local, sino que ésta está sometida. Solo así se puede “gobernar”, sin poner en riesgo la vida.

Y no es tampoco que ese escenario sea novedoso. Desde hace al menos dos décadas está presente en casi todo el estado. Pero también es cierto que en los tiempos estelares de la 4T, se ha agudizado. Mejor prueba de lo que significa un estado fallido, imposible encontrar.

A disfrutar lo votado.

Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 21 días.
X@jaimelopezmtz

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