Oponerse a la corrupción en el gobierno es la obligación más importante del patriota
Edward Griffin (1931-?) Productor de cine norteamericano
La muerte de un automovilista, presuntamente a manos de efectivos policiacos, no puede quedar como un evento de nota roja más. Si un asesinato entre civiles siempre será lamentable, que el autor sea un policía, del nivel gubernamental que sea, adquiere una doble gravedad. Peligrosísimo que vaya a quedar impune.
De acuerdo con los primeros reportes que tiene la Fiscalía de Justicia, la noche del viernes anterior, en el Periférico República, los tripulantes de una camioneta fueron baleados por elementos de una patrulla policiaca, sin que haya precisión de los motivos ni qué tipo de policías eran, federales, estatales o municipales. A consecuencia de la agresión a tiros, el conductor perdió el control del vehículo y murió al estrellarse. Los otros dos ocupantes resultaron heridos de gravedad.
Este domingo, la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia de Morelia, envió una misiva al gobernador Ramírez Bedolla, al alcalde Alfonso Martínez, y al fiscal Adrián López Solís, condenando los hechos y exigiendo una investigación que evite la impunidad. Exigen garantizar “que a quienes confiamos nuestra seguridad, cumplan con la responsabilidad inherente a su función, protegiendo a la sociedad en lugar de amenazarla”. El crimen, dice la mesa que preside Lorena Cortés Villaseñor, analista en temas de seguridad de Vox y Respuesta, “resalta la necesidad de un cambio estructural en nuestras instituciones policiales. Instamos a las autoridades a emprender reformas significativas y urgentes que promuevan una cultura de respeto a los derechos humanos y a la vida”.
Tiene absoluta razón el comunicado de la Mesa de Seguridad: es imprescindible que la Fiscalía indague profesional y objetivamente el crimen, porque la guerra entre Policías que hay hoy en Morelia, estatales contra municipales, obliga a recelar incluso si la patrulla pudiera haber sido clonada para acusar al adversario. Y la investigación no puede arrojar sino una sacudida en los mandos policiales involucrados, sean estatales o municipales, o incluso federales si fuera el caso. Lo que no puede volver a pasar, es que se asiente la impunidad. Ya no fue asalto de policías a ciudadanos, ni extorsiones, ahora estamos ante un asesinato. Intolerable.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 230 días. X @jaimelopezmtz