En un espíritu corrompido no cabe el honor:
Tácito (C. 55 – C. 120) Historiador romano
Lo sucedido este jueves en Culiacán puede marcar un hito en la historia de la movilización social, pero también puede ser un punto de inflexión en la era de los gobiernos de la 4T.
Ríos de culiacanenses inundaron sus calles en demanda de justicia por la muerte de dos pequeños hermanos a manos de sicarios durante un intento de asalto carretero. Ante la indiferencia del narco gobierno encabezado por Rubén Rocha Moya, de la exigencia de justicia se pasó a la de la renuncia de éste.
Pese a ser un país víctima de gobiernos ineficaces y corruptos, la protesta social no ha sido bien encauzada, históricamente hablando. En demanda de espacios de poder económico o político, sí hay una “especialización” en protesta callejera, pero no cuando de justicia se trata, porque ésta es etérea, no se traduce en pesos y centavos.
Pero además, lo de Culiacán bien puede ser un parteaguas en la relación, hasta ahora idílica, de la 4T y el pueblo bueno y sabio.
A los gobiernos morenistas suele perdonársele todo, porque las dádivas disfrazadas de programas sociales tienen el efecto, además de comprar votos en las elecciones, de que se vuelva la mirada a otro lado frente a la espeluznante realidad criminal que azota al país.
Doscientos mil muertos en los dos gobiernos morenistas; cincuenta mil desparecidos; la mitad del territorio en poder del crimen organizado; cobro de cuotas y extorsión generalizada a toda la actividad productiva, no son, no habían sido, motivos suficientes para que el pueblo saliera a las calles a exigir un cese al infierno que es vivir en casi cualquier población de México. Las becas y las pensiones han alcanzado para garantizar silencio…hasta ahora.
Sí, hasta ahora porque por eso es de alarma para la 4T que Culiacán haya despertado, y es altamente probable que los días de Rocha Moya, el mismo que reconoció que no se puede gobernar Sinaloa si no es con el consentimiento del cártel del mismo nombre, están contados en el cargo.
Eventos así suelen hacer que se desgrane la mazorca, y como lo que sucede en Sinaloa es lo mismo que en todo el país, es un hecho que el ejemplo cundirá y por fin la sociedad comenzará a exigirle cuentas a la 4T por sus evidentes nexos con el crimen organizado, nexos que han generado un escenario de violencia sin parangón en México. Si no, a tiempo.
X@jaimelopezmtz
