La justicia tiene que ser para todos; de lo contrario no es justicia.
Paul Auster (1947-2024) Escritor estadounidense
El Poder Judicial michoacano ha entrado por fin al choque de trenes que significa la embestida lópez obradorista contra la autonomía de dicho poder a nivel federal.
La noche de este lunes, un escueto posicionamiento público firmado por el Supremo Tribunal de Justicia de Michoacán, el Consejo del Poder Judicial y la Asociación de Jueces de Primera Instancia, da cuenta de que por fin la justicia michoacana ha entendido que la lumbre le ha llegado a los aparejos.
Hasta ahora, los juzgadores michoacanos y su órgano supremo se mantuvieron cautos y quizá hasta temerosos de emitir un posicionamiento en contra de la reforma judicial emprendida por la dictadura cuatroteísta. Pero las circunstancias les obligan a dejar de lado toda reticencia, a abandonar la tradicional postura de ser políticamente correctos, y defender tanto su propia viabilidad como la del sistema judicial autónomo e independiente.
Externan su “desacuerdo con la propuesta de reforma constitucional para la elección de las personas juzgadoras mediante voto popular, porque pone en riesgo la autonomía e independencia de los poderes judiciales…la carrera judicial garantiza el conocimiento, experiencia e imparcialidad en las decisiones de la Judicatura, por lo que cualquier reforma debiera considerar fortalecerla”.
Quizá se tardaron los juzgadores michoacanos en fijar una postura de esa naturaleza, pero en todo caso nunca es tarde y evidencia el terror que la demencial iniciativa de López Obrador produce en toda la estructura judicial del país, federal y de los estados. Terror entre los jueces y empleados por perder su trabajo, y terror entre la sociedad, al menos en sus sectores más informados, por las repercusiones que tendrá: la pérdida del equilibrio de poderes, y por ende, la instauración de una dictadura fáctica.
Y es que la reforma no queda en el ámbito federal. En los estados se tropicalizará de inmediato. En el caso de Michoacán, el bedollismo y su tufo igualmente dictatorial se aprestan a aprobar la respectiva reforma para dar paso también a la decapitación del Poder Judicial local. A fin de cuentas, Ramírez Bedolla volverá a demostrar que su mayor “virtud” es el servilismo con López Obrador.
La posición de los juzgadores michoacanos en todo caso no hará sino echar más leña al fuego en el gobierno estatal, que ya no siente lo duro sino lo tupido, y que se juega sus últimas cartas frente al desenlace que parece inevitable: el relevo del huésped principal de Casa de Gobierno.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 35 días.
X@jaimelopezmtz
