El mejor argumento en contra de la democracia, es una conversación de cinco minutos con el votante medio.
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro británico
Detención o entrega pactada, es lo de menos. Lo relevante es que Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, ha sido privados de la libertad y, para no variar, no por acción alguna de las autoridades mexicanas, sino de las estadounidenses.
No son pocos los políticos mexicanos, de todos los partidos y de diferentes décadas, que no estarán a partir de este jueves durmiendo con tranquilidad, incluyendo a los últimos cuatro presidentes. Ello, porque es evidente que Zambada, considerado el verdadero líder histórico del Cártel de Sinaloa, podrá intercambiar información de sus nexos con figuras de la política mexicana, por canonjías ante la ley norteamericana.
Pero al margen de que en cada uno de los últimos cuatro o cinco gobiernos, Zambada ha gozado invariablemente de protección del estado, es indudable que hoy, el gran perdedor y el principal preocupado por su detención es el presidente López Obrador, quien no ha tenido empacho en enviar señales de sospechosa condescendencia en particular con ese grupo delincuencial y con sus líderes.
Sus abrazos y no balazos han llevado dirección preponderantemente al Pacífico mexicano. Los continuos señalamientos de haber recibido financiamiento de ese cártel en sus tres campañas presidenciales, hoy podrían cobrar especial notoriedad.
Y es que tampoco pequemos de ingenuidad: si Estados Unidos detuvo o negoció la entrega de Zambada y del hijo de El Chapo Guzmán, no fue por su compromiso con de luchar contra la criminalidad, sino por la importancia que le da a obtener información de primera mano que involucre a políticos mexicanos, para después usarla como chantaje o como moneda de cambio en la toma de decisiones que interesen al vecino país.
Lo de este jueves en El Paso, Texas, confirma además que los amagos del patán de Donald Trump, de que si vuelve a ser presidente enviará a comandos que destruyan a los cárteles mexicanos, no es en realidad blofeo. Estados Unidos claramente sí tiene esa capacidad logística y militar, y si se lo propone, no habría forma de evitarlo.
Como sea, la detención de Zambada y de Guzmán constituye el más importante golpe al crimen organizado mexicano, y obligará a una reconfiguración del cártel sinaloense, el cártel cobijado por el estado mexicano desde siempre. Insisto, desde este jueves, muchos no duermen en la clase política mexicana. Y en Palacio, me parece que el insomnio será permanente.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 67 días.
X@jaimelopezmtz