Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar su carácter, dales poder
Abraham Lincoln (1809-1865) Presidente de Estados Unidos
Contra lo que muchos suponen, la elección presidencial, cuyo periodo de campaña inició el primer minuto de este viernes, no es una contienda entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheimbaum, sino entre la opositora y Andrés Manuel López Obrador. Incluso en el cuarto de guerra de Gálvez, le sugieren no tocar al presidente, sino centrar su atención en Sheimbaum. Me parece que sería una estrategia equivocada.
La hidalguense no va contra la ex jefa de gobierno, va contra el estado y el estado se llama Andrés Manuel y se apellida López Obrador. Sheimbaum es solo una carta de la dictadura, incluso susceptible de remover si el Rey Sol así lo creyera necesario. Por eso, centrar su campaña en “la doctora” sería un craso y letal yerro.
Nadie parece hoy ya tener duda de que lo que pretende el dueño de Palacio es sentar una dictadura barnizada de democracia. Por ende, no ver al dueño del circo como el adversario a vencer, sería una determinante debilidad de la candidata opositora. A fin de cuentas, López Obrador lo ha establecido, y Sheimbaum no tiene más remedio que asentir: el reto de ésta es ir por el segundo piso de la llamada cuarta transformación, y ahí es donde Gálvez tiene material a pasto:
¿Segundo piso es pulir la vinculación gubernamental con el narco?, ¿segundo piso es mantener al sector salud hecho trizas?, ¿es reafirmar la militarización del país?, ¿es hacerse de la vista gorda ante el enriquecimiento de quienes están en la cúpula de la 4T, incluidos los hijos del presidente?, ¿segundo piso es seguir rompiendo record en número de ejecuciones y de desaparecidos?, ¿es prohijar la corrupción como política de estado?, ¿es terminar con el poder judicial y con los órganos autónomos para garantizar la hegemonía del autócrata?, ¿es seguir tirando el dinero en obras absurdas, ordenadas típicamente por un desadaptado emocional?
¿Segundo piso de la 4T es, en síntesis, dar el último empujón al país para enviarlo al barranco, para encontrarnos ahí con Venezuela, con Cuba, con Nicaragua y con Bolivia?
Como claramente eso significa el “segundo piso”, el reto para Gálvez es convencer a la amplia franja de indecisos no de que ella es la “mejor candidata”, sino de que Sheimbaum es la que nos llevaría al despeñadero.
Si Xóchit logra sembrar esa idea, sus posibilidades de triunfo se irán fortaleciendo sistemáticamente. Lo mejor para ella, y para el país, es que no tiene que inventar nada, solo es cosa de que en tres meses de campaña retrate la realidad nacional. Si es buena dibujante, puede ganar. Al tiempo.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 226 días.
X@jaimelopezmtz