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martes, octubre 22, 2024

EL TERROR DE VIVIR EN MÉXICO

La justicia es la constancia de una perpetua voluntad

San Bernardino de Siena (1380-1444) Clérigo cristiano

Hoy, vivir en México es jugar a la ruleta rusa: existen amplias posibilidades de morir sin mayor explicación o argumento que el simple hecho de tener la desgracia de radicar en este país. Este domingo, en Salvatierra, Guanajuato, una posada organizada por jóvenes en una ex hacienda terminó como terminan hoy buena parte de las actividades que en otras circunstancias se considerarían “normales”: en tragedia. Un comando de sicarios ingresó al lugar y desató el infierno al abrir fuego indiscriminado contra los asistentes. Once murieron en el lugar y doce más se debaten entre la vida y la muerte en hospitales.

En cualquier parte del mundo, pero sobre todo en el mundo civilizado, este tipo de hechos concitarían la indignación masiva, pero también la renuncia de gobernantes o, por lo menos, de jefes policiacos. Pero no en México. Aquí, primero la noticia alcanzó titulares en portales electrónicos  en redes sociales, pero al paso de las horas ya pasaba como una más. Hasta el campeonato del América tenía por la noche más cobertura mediática que la tragedia de Salvatierra.

Me anticipo a la mañanera de este lunes, y doble contra sencillo a que Andrés Manuel López Obrador minimiza el evento y si lo aborda lo atribuirá a líos por consumo de drogas, pero jamás aceptará que es una manifestación más del empoderamiento incontrolable que han alcanzado los criminales en México y, desde luego, a la connivencia gubernamental con ellos.

El macabro evento puede tener cualquier razón o no tener ninguna. Eso no importa, de cualquier forma no habrá una investigación ni se detendrá a nadie. Simplemente evidencia que vivir en México es en sí mismo una tragedia, un riesgo de altísimas posibilidades de materializarse en muerte. Un comando armado puede transitar por donde sea, y las policías, cualquiera de ellas, no harán nada por contenerlo. Más aun, en muchos casos les abrirán paso para que acudan a cumplir las órdenes criminales que tienen encomendadas. Y no es tampoco estar en el lugar y el momento equivocados, como suelen muchos sugerir a manera de “explicación”, es que simplemente lo equivocado es vivir aquí y ahora.

La barbarie de Salvatierra pudo ser por cobro de piso incumplido por los dueños del lugar donde los jóvenes realizaban su posada; pudo ser ajuste de cuentas con alguno de los asistentes, pudo ser “confusión”, puso ser lo que queramos. Ya no importa, nunca ha importado. Es el pago que hay que hacer, el riesgo que hay que correr por vivir en México hoy. Y el infierno amaga con extenderse seis años más.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 298 días. X@jaimelopezmtz

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