No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.
Séneca (4 a. C. – 65 d. C.) Filósofo romano
Hoy, la 4T, comenzando por la presidenta Sheinbaum, festina a todo pulmón la condena de 38 años que el juez Cogan le dio a Genaro García Luna. Prueba de la corrupción del gobierno de Felipe Calderón; eso y más merece; ahora sigue Calderón; nunca más la guerra de Calderón; qué diferencia ahora, en que se combate al narco desde sus causas. Esas y mil linduras más, atiborran las redes sociales y las declaraciones del cuatroteísmo. Y sí, tienen de qué festinar. Pero…
García Luna fue condenado sin una sola prueba real en su contra, ni un video, un audio, una foto, un correo electrónico, una trasferencia bancaria, una copia de su estado de cuenta. Nada, absolutamente nada. Solo fueron declaraciones de La Barbie, de El Grande, y de otros narcos mexicanos también detenidos en Estados Unidos, a los que la Fiscalía volvió testigos protegidos a cambio de testificar en su contra. Así opera el sistema judicial norteamericano, así que a nadie debe espantar, nadie puede decirse sorprendido. ¿Eso significa que García Luna es inocente? No, desde luego. Eso significa que su inocencia o culpabilidad quedan en la incertidumbre.
Solo que Sheinbaum, López Obrador y la 4T parecen no haber reparado en algo medular: el método y el sistema que llevarán a García Luna a pasar el resto de su vida en prisión, justificada o injustificadamente, es altamente probable que se vuelve en un efecto boomerang: si el solo dicho de un criminal protegido por la justicia norteamericana puede llevar a un funcionario importante de México a la cárcel, la espada de Damocles seguirá pendiendo sobre muchos otros, y sobre todo de la política actual.
Ya no solo La Barbie y El Grande, ahora dos chapitos y El Mayo Zambada pueden perfectamente también volverse testigos protegidos y poner contra las cuerdas a López Obrador mismo, y con más razón a los de menor rango, como el gobernador Rocha Moya, mandos militares, entre otros, que de acuerdo con infinidad de investigaciones periodísticas, igualmente podrían verse en el mismo banquillo de acusados del juez Cogan en cualquier momento. Hay indicios serios que allá apuntan.
La 4T festina hoy, pero en el fondo, por paradójico que parezca, la sentencia a García Luna acrecienta la preocupación en sus altos mandos. Si no, al tiempo.
X@jaimelopezmtz