El primer síntoma de la corrupción en una sociedad viva, es que el fin justifica los medios:
Georges Bernanos (1888-1948) Novelista francés
Cabeza fría, como dice Claudia Sheinbaum: el tsunami Trump y el sábado negro deben dimensionarse en dos escenarios.
El primero, en lo estrictamente comercial. Ahí no hay duda de que Estados Unidos ha decidido violar arteramente un tratado de libre comercio de más de treinta años de vigencia, al imponer aranceles del 25 por ciento a todo producto y servicio provenientes de México y Canadá, y del diez a los de China. Trump rompe groseramente con las más elementales reglas de la diplomacia, la ley y el comercio internacional.
En ese sentido, a México le asiste la razón al levantar la voz, porque más allá de que también haya violado en más de una ocasión dicho acuerdo de libre comercio, la decisión de Trump es francamente absurda por la drasticidad, que solo pinta el talante autoritario del troglodita que regresó a la Casa Blanca.
Y dos: todo lo anterior no invalida en absoluto el peso de la acusación lanzada contra el gobierno mexicano, al señalarlo de cómplice del crimen organizado.
Ojo, Trump no habla de un “narco país” o una “narco sociedad”, sino de un “narco gobierno”. Luego entonces, la indignación no debe ser de los mexicanos, porque en todo caso somos víctimas del poder del crimen organizado. El gobierno, entonces, es el directamente aludido, solo que no tiene cara para hacerse el ofendido, cuando de lo único que no hay duda, es de la acusación trumpiana.
¿O alguien duda de que tenemos un gobierno ligado y protector del crimen organizado? Sheinbaum y su 4T llaman hoy a la unidad nacional, cuando no tienen autoridad moral para hacerlo: México es un país sometido por la criminalidad, con el visto bueno gubernamental. Punto, no le demos vuelta. Trump solo hizo restregarnos en la cara nuestra realidad.
Y nos hacemos los ofendidos. Caradura que somos…o que es nuestro gobierno.
X @jaimelopezmtz
