En política, la sensatez consiste en no responder a las preguntas; la habilidad, en no dejar que las hagan
André Suarés (1868-1948) Escritor francés
Siete son, hasta este miércoles, los personajes que se han bajado de la contienda para buscar un candidato presidencial desde el bloque opositor al oficialismo. Germán Martínez Cázares, Mauricio Vila, Lily Téllez, Claudia Ruiz Massieu, Alejandro Murat, Gustavo de Hoyos y el último, José Ángel Gurria, han declinado seguir en ese camino.
Por supuesto, el presidente López Obrador no ha tardado para enviar el mensaje a los suyos, pero también a la enorme masa de indecisos, de que esas “bajas” constituyen la mejor prueba de que el bloque opositor se está desmoronando.
En realidad es todo lo contrario: están saliendo de la contienda los que entendieron que no tenían mayores posibilidades de llegar a la recta final, pero además, ninguno de ellos ha acusado irregularidades serias en el proceso. José Ángel Gurría, por ejemplo, se hizo a un lado pero para aceptar encabezar la organización del frente opositor. En algunos casos no están de acuerdo con determinadas partes de dicho proceso, pero con ningún señalamiento severo que ponga en riesgo, hasta ahora, la legitimidad de la ruta trazada por Va por México para encontrar a su candidato presidencial.
En el bloque opositor, pero también en la 4T, parece ir quedando claro que Xóchitl Gálvez va en la vía correcta y que no se ve quién la frene. De la indiferencia inicial, López Obrador pasó a la sorpresa y de inmediato a la alarma con el crecimiento inaudito de Gálvez, aunque el mismo azoro pasa en la oposición.
Y en ésta, la oposición, no serán siete las únicas bajas que se registren. Y en el fondo, al bloque anti 4T le pueden ser altamente redituables, si lo sabe manejar bien, esas renuncias. Seguramente vendrán más, pero ello en realidad pavimenta el piso para una recta final menos enredada, en la que podrían quedar la propia Gálvez, Santiago Creel y quizá Beatriz Paredes, la senadora priísta.
Como sea, lo que parecía imposible hace apenas unas pocas semanas, que López Obrador y su 4T tuvieran adversario competitivo en el 24, ahora se ha vuelto una realidad, y cada vez con mayor solidez. Como diría Julio César Chávez: ¡hay tiro!
Y a la pesadilla ya solo le quedan 455 días.
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