Los perdedores reaccionan, los líderes se anticipan
Tony Robbins (1960-?) Escritor norteamericano
Sin duda, Andrés Manuel López Obrador es la contradicción personificada. Desde el inicio de su mandato ha traído a mal traer a Iberdrola, la empresa española de capital multinacional que opera plantas termoeléctricas, 26 de ellas en México. La ha acusado de corrupta, de colonizadora, de representar al capital que busca adueñarse de países enteros. El pecado de Iberdrola no fue otro que tener supuestos vínculos con el expresidente Felipe Calderón.
Pero luego de años de descalificaciones y de aplicarle multas multimillonarias, López Obrador anuncia este martes que su gobierno ha llegado a un acuerdo con la firma ibérica, para comprarle el 87 por ciento de sus activos en México, negociación por la cual habrá de pagarle seis mil millones de dólares.
La transacción se da al más puro estilo 4T: en total opacidad, nadie sabe de dónde saldrá el dinero para pagarle a Iberdrola, dado que en el presupuesto de este año no está contemplado. Lo que sí se sabe es dramático: las plantas adquiridas serán manejadas por Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, lo que equivale a augurar que los seis mil millones de dólares serán enviados al caño. Si Bartlett maneja las plantas como lo hace con la CFE, y no hay motivo para suponer que no sea así, aquello será cosa de días para constatar el desastre que se viene.
Eso sí, eufórico López Obrador afirmó de inmediato que la compra de las plantas termoeléctricas a Iberdrola es una nueva expropiación del sector, lo que le garantiza, en su lógica enfermiza, un sitio en la historia del nacionalismo mexicano.
El presidente prácticamente obligó a Iberdrola a venderle casi todas sus plantas de México, la acosó, la chantajeó. Ello lleva a suponer que en realidad su intención no era sacar a la firma española de México, sino quedarse con sus plantas. Y lo logró. ¿Para qué? Espero que no por negocios particulares, aunque en la 4T y con López Obrador en la presidencia, todo es posible. Acaso su plan siempre fue obligar a la venta de activos, para asegurarse el título de “expropiador de bienes para el beneficio de la nación”. Cárdenas languidece como el prototipo de las nacionalizaciones. La historia, al menos la historia cuatroteísta, consignará a López Obrador como el héroe que expropió las plantas a la corrupta y voraz Iberdrola. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 547 días. Twitter @jaimelopezmtz
