Mejor que el hombre que sabe lo que es justo, es el hombre que ama lo justo
Confucio (551 a. C. – 479 a. C.) Filósofo chino
A la luz del frente abierto entre el gobierno del estado y el Instituto Electoral de Michoacán, vinculado con el presupuesto que éste manejará en 2024, conviene a las partes un mínimo de calma. A nadie sirve una crispación por un tema que, en el marco de la elección más riesgosa y relevante de que se tenga memoria, bien puede calificarse hasta de menor.
Cierto, ochocientos millones de pesos no son cualquier cosa, pero tampoco son de tal magnitud que puedan descarrilar la elección y materializar una inminente ingobernabilidad.
Es innecesaria la confrontación entre el gobierno y el IEM, sobre todo porque lo que ambos no pueden olvidar es que, al menos en teoría, están del mismo bando, si consideramos que el enemigo a vencer realmente es el crimen organizado y la zozobra que éste genera en los procesos electorales.
Pero además del gobierno y el árbitro electoral, de ese lado de la mesa también están, siempre teóricamente, los partidos políticos y la propia ciudadanía. Todos estos actores no son enemigos, no debieran serlo. Sí lo es la criminalidad, y en contenerla debieran hacer causa común.
Mala señal se envía cuando los del mismo lado de la mesa pelean por un presupuesto. En ese sentido, el IEM bien haría en detallar al máximo posible en qué proyecta gastar 800 millones de pesos, y para el gobierno estatal sería sumamente sano clarificar porqué no puede erogar ese monto. Las descalificaciones mutuas tampoco abonan. La diferencia en ese sentido no llega siquiera a cien millones de pesos. En el marco de un presupuesto estatal, una minucia.
Lo importante, repito, es que ni el gobierno ni el IEM envíen señales equivocadas. Por el contrario, hoy hace falta la suma de esfuerzos bajo el entendimiento de que sí bien la elección no puede justificar un derroche de recursos, tampoco se puede poner en riesgo por un falso sentido de austeridad. Pero lo verdaderamente trascendente: gobierno e IEM deben tener claro que el enemigo está enfrente y no es otro que la todo poderosa criminalidad. Veremos si hay esa capacidad de discernimiento y de entender la realidad. La cosa puede ponerse peligrosa en grado sumo, si no es así.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 337 días. X@jaimelopezmtz
