Todas las madres quieren que sus hijos se hagan presidentes, pero no quieren que mientras tanto se conviertan en políticos.
John F. Kennedy (1917-1963) Presidente de Estados Unidos
Nunca en la historia de México, e incluso a nivel mundial, ha habido un paro total de jueces, como el que desde este miércoles tiene lugar en nuestro país. Al de trabajadores que inició el lunes, se sumó el paro de jueces y magistrados, más de mil doscientos en el país. Y si no hay antecedentes, es porque jamás había estado tan en riesgo la autonomía e independencia del Poder Judicial, como ahora, en la dictadura de la 4T.
El paro es más que justificado, no porque empleados, jueces y magistrados vean que su trabajo está en riesgo, que sí lo está, sino por las consecuencias que la demencial y totalitaria iniciativa de López Obrador acarreará: el estado de derecho y el régimen democrático del país está en vías de quedar hecho añicos, porque su médula, la división de poderes, será letra muerta.
No más Poder Judicial que contenga los sistemáticos abusos e ilegalidades del Ejecutivo. Habrá, sí, un “poder judicial”, así, entrecomillado y con minúsculas, a modo del gobierno, que en realdad forme parte de él, por tanto, sin ningún rasgo de autonomía, estilo Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Se perfila el México unipersonal, el de un solo hombre, en este caso, el de una sola mujer. La República, como la conocemos, con sus fortalezas y debilidades, pero basada en la división de poderes, en el equilibrio y la contención entre ellos, será letra muerta a partir de la aprobación de la reforma. Se perfila el totalitarismo de la 4T.
Institucionalmente no parece haber opciones para contener la embestida. Queda abierta la movilización y la presión social, iniciada por los propios trabajadores y jueces del Poder Judicial, pero falta la suma de la sociedad civil. Si López Obrador y su 4T se hicieron del poder por esa vía, la de la movilización callejera, pues la lógica indica que la única forma de confrontarlo es la misma ruta. Los trabajadores y jueces ya comenzaron. Ojalá la sociedad dimensione la gravedad de lo por venir y actúe en consecuencia. Veremos.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan cuarenta días.
X@jaimelopezmtz