Democracia es el nombre que se le da al pueblo, siempre que se le necesita.
Marqués de Flers (1872-1927) Escritor francés
Además de demoler al Poder Judicial del estado, el gobernador Ramírez Bedolla apresta también el hacha en contra del Instituto Michoacano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales; el Sistema Estatal Anticorrupción; el Tribunal de Justicia Administrativa, y a mediano plazo del Instituto Electoral y del Tribunal Electoral. En todos los casos, en gozoso acatamiento a la instrucción tiránica de Andrés Manuel López Obrador.
Podrá argumentarse que Bedolla está obligado a impulsar iniciativas en ese sentido, una vez que a nivel federal el Congreso de la Unión resuelva la demolición del Poder Judicial y de siete organismos autónomos. Y en estricto sentido, así será, porque para los gobiernos y legislaturas locales no será opcional ajustar la ley local a la reforma nacional, sino obligación constitucional. Estén o de acuerdo con las dictatoriales reformas obradoristas, los gobernadores o los diputados locales tienen que “tropicalizar” sus marcos normativos para también aniquilar a sus respectivos poderes judiciales y organismos autónomos.
Pero es claro que en el fondo Bedolla hará esas reformas con una sonrisa de oreja a oreja, porque no hay duda que le vienen como anillo al dedo, dado su perfil nada democrático y nada proclive a la transparencia. Todo lo contrario.
Es, como su ídolo López Obrador, un enamorado de la opacidad, la no rendición de cuentas y del control gubernamental de las funciones de los diferentes órganos ahora autónomos, como los descritos. Como buen ciego seguidor de Obrador, el gobernador michoacano entiende que la división de poderes y el funcionamiento de órganos autónomos que dan equilibrio al poder público, es una incomodidad y un fastidio, porque en el fondo subyace en ese tipo de políticos un tufo de dictadores, al margen de mascaradas democráticas.
Bedolla solo espera, pues, el momento de apretar el botón y deshacerse del poder judicial y de todos esos organismos de carácter más ciudadanizado que político. Y lo hará sin remordimiento alguno. Lo disfrutará.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 22 días.
X@jaimelopezmtz