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miércoles, septiembre 18, 2024

¿LLEGAREMOS AL PRIMERO DE OCTUBRE?

Un dilema es un político tratando de salvar sus dos caras a la vez.
Abraham Lincoln (1809-1865) Presidente de Estados Unidos

 

Que López Obrador tenga la osadía de ordenar la publicación en el Diario Oficial de la Federación, de la reforma constitucional que desaparece la autonomía del Poder Judicial, pinta de cuerpo completo a un dictador.

Y es que un Tribunal Colegiado le ordenó -ojo, le ordenó, no le sugirió- no realizar tal publicación hasta que se resuelvan de fondo los recursos en contra de la reforma interpuestos por el PAN.

En cualquier país con un gobernante medianamente sujeto a la ley y razonablemente equilibrado en lo emocional, la orden del Poder Judicial se acataría sin chistar. Pero para desgracia de México, tenemos un presidente ya no con tufo, sino abiertamente dictador, amén de desequilibrado mental, que por lo mismo reta a que no le vengan con el cuento de que la ley es la ley.

Y este domingo, la estocada final al estado de derecho y a la división de poderes, al mandar al diablo la orden judicial y en abierto desacato ordenar la publicación de la reforma. Lo más probable es que el recurso panista no hubiera prosperado, porque las reformas constitucionales no son objeto de controversia ante la Corte, pero eso no le toca resolverlo a López Obrador. Él debió acatar la suspensión judicial momentánea. Solo que hacerlo le habría impedido la “gloria” de ver todavía como presidente, caer la guillotina sobre el Poder Judicial. Pero, además, no hubiera podido gritar la noche de este lunes: “viva la reforma al poder judicial”, y escuchar a cientos de miles de enardecidos seguidores: ¡viva!

AMLO ha entrado en fase de desquiciamiento y lo que le venga de frente de ahora y hasta el 30 de septiembre, lo arrollará sin miramiento alguno. Sea jurídico o político, presión local o internacional, factores sociales o económicos da igual. Nada lo detiene en su empecinamiento de no dejar piedra sobre piedra. Urge que se enclaustre ya en su rancho. Ya no estoy seguro de que México aguante siquiera dos semanas más.

Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan quince días.

X @jaimelopezmtz

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