Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible; los políticos por hacer imposible lo posible
Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo británico
Este domingo, Lorenzo Córdova checó por última vez su tarjeta como presidente del Instituto Nacional Electoral. Grabó, a manera de despedida, un video que subió a redes. Lo hizo con la dignidad con la que se condujo nueve años en esa oficina.
Nunca un presidente del INE había recibido una carga tan brutalmente salvaje de metralla desde el poder público, y lo peor, sin la menor justificación.
Los demenciales ataques que le ha endilgado el presidente López Obrador, a Córdova, más que al INE, no lo doblegaron. Se va con la frente en alto al poner el pecho a las balas cuatroteístas. Su defensa del INE ha sido francamente épica.
El instituto es el órgano civil con mayor reputación social y eso enfurece a López Obrador. Córdova nunca se plegó a la presión de Palacio Nacional y eso lo convirtió en el objeto de la delirante persecución de su inquilino.
Si, como dicen, hay enemistades que engrandecen, la que se ganó Córdova con López Obrador es motivo de orgullo.
La ira del mandatario hacia él es inversamente proporcional al prestigio del hoy ex presidente del INE. Pocos antecedentes hay de personajes que hayan defendido con tal denuedo la conducción de un organismo autónomo, máxime si la persecución viene de un presidente con tintes de dictador. Mis respetos para él Lorenzo Córdova.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 549 días.
twitter@jaimelopezmtz
