En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal
Edward Kennedy (1932-2009) Político norteamericano
Para la Secretaría de Turismo federal, el programa de Pueblos Mágicos es un estorbo, una herencia de los gobiernos conservadores y neoliberales. Por ende, si bien oficialmente no lo suprimió, en los hechos sí lo hizo, al dejarlos morir de inanición, retirando hasta el último centavo presupuestal destinado a ellos.
Este martes, Cotija recibió la distinción de Pueblo Mágico, ante la indiferencia federal. Solo estuvo ahí el gobernador Ramírez Bedolla, aunque paradójicamente el nombramiento es federal. El asunto es que la Sectur de la 4T se reduce a otorgar tales designaciones, pero no a apoyar con recursos para la promoción a los pueblos “galardonados”. Lo poco que los gobiernos estatales puedan aportar para ese fin, es lo único que tendrán. Ni hablar de los ayuntamientos, casi todos en miseria.
En esa lógica, parece más sensato que el programa de Pueblos Mágicos sea operado directamente por los gobiernos estatales, en coordinación con el sector privado para combinar recursos para promocionarlos. De cualquier forma con la Sectur federal no se cuenta.
La promoción cuesta, cierto, pero bien encausados los escasos recursos disponibles para ello alcanzan, y bien.
Pero sea cual fuere el destino del programa, y de quien lo tome en sus manos, dos factores son fundamentales para su éxito: la seguridad y la selección. Ni caso tiene abundar respecto de la grave crisis de inseguridad que priva en prácticamente todos los pueblos mágicos -Cotija es un claro ejemplo- aunque claramente ese tema sale por completo del resorte turístico.
Y el otro aspecto fundamental a considerar, es sin duda el de volver a aplicar criterios más rígidos para seleccionar a los pueblos mágicos, criterios cada vez más laxos: hoy cualquier población es “mágica”, más allá de que realmente no cuente con ningún tipo de atractivos. Con todo respeto, ¿qué tienen de “mágicos”, pueblos como Cuitzeo, Jiquilpan o Cotija? Perdón, pero nada.
Así pues, el programa que alguna vez fue emblema del desarrollo turístico, hoy también en la 4T ha quedado sepultado. Habrá que ver si prospera su resurgimiento en manos estatales. Aunque como todo en la 4T, pinta cuesta arriba.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 449 días.
Twitter@jaimelopezmtz
