Ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días
Gabriel García Márquez (1927-2014) Escritor colombiano
Y sí, es el mundo al revés: un funcionario es grabado en video entregando dinero público a un civil; el civil que lo recibe es hermano del presidente de la república, y éste, el presidente, es el destinatario de ese dinero, aunque cuando ocurrieron los hechos, era aspirante.
A la vuelta de los años, sobre ninguno de los tres protagonistas de una evidente historia de corrupción, tiene cargo alguno en su contra. En cambio, el periodista que difundió el video está sentado en el banquillo de los acusados, porque el intermediario del dinero lo demandó: quiere 200 millones de pesos de indemnización por el daño que a su imagen le causó la difusión de ese video, otros 200 al medio de comunicación donde se difundió y, ya encarrerado, otros 200 del funcionario que le da el dinero por haber, supuestamente, filtrado el ya famoso video.
Algo mal debe haber en nuestras leyes, que van contra el mensajero no contra los protagonistas de un hecho de corrupción. Porque Pío López Obrador no niega la autenticidad del video, solo alega que su difusión le causó daño en su imagen. Y a quien entregó supuestamente el dinero, su hermano Andrés Manuel, tampoco niega el hecho, solo argumenta que el recurso era para “la causa”, lo que sea que eso signifique. El que lo entrega, David León, en ese tiempo funcionario del gobierno chiapaneco, es quien grabó en secreto y probablemente el que luego filtró el video, quizá para protegerse posteriormente.
Está claro que en México las leyes no buscan castigar la corrupción, pero sí a quienes la evidencian. Como está claro que en la 4T lo importante no es robar, sino que no se sepa, y si se sabe, castigar al periodista a manera de escarmiento para el gremio.
Es, por eso, México el mundo al revés. Y la 4T está más que cómoda con ello.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 227 días.
X@jaimelopezmtz.
