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martes, octubre 22, 2024

MILEI, RESPIRO TAMBIÉN PARA MÉXICO

La justicia de las clases burguesas fue como una red que permitió escapar a los tiburones voraces, atrapando solo a las pequeñas sardinas.
Rosa Luxemburgo (1871-1919) Teórica marxista polaca

Javier Milei, ultraderechista, ganó la segunda ronda de las votaciones en Argentina y será el próximo presidente. Venció al izquierdista Sergio Massa por más de once puntos, es decir, de manera indiscutible, aun y cuando las encuestas auguraban su triunfo, sí, pero por apenas dos o tres puntos.

No es que sea venturoso el futuro para Argentina con el triunfo de Milei, nunca la visión derechista y ultra conservadora ha sido la mejor opción, pero es que no había más: o era él o era Massa, y en realidad ambos representan proyectos ideológicos que van de la mano del fracaso. La historia del mundo deja constancia de que las posturas radicales, de cualquier signo político, son contraproducentes e invariablemente llevan a la tragedia a las sociedades que gobiernan.

Massa, secretario de Economía del gobierno de Alberto Fernández, no pudo refrendar el triunfo parcial de la primera ronda, porque era imposible hacerlo, si como responsable de la crisis económica de los argentinos, ahora quería ser el líder que los saque del atolladero. Ni modo que los argentinos votaran por su verdugo.

Ese país ha vivido las consecuencias del populismo de las visiones de izquierda y de derecha, ambas radicales al extremo. En los últimos años tuvo que sufrir un populismo de izquierda que llevó al país a una de sus peores crisis económicas: la mitad de los argentinos viven en pobreza. Aun así, el presidente López Obrador tomó claramente partido por el proyecto del oficialismo y hay versiones periodísticas, que él no ha rechazado, que afirman que hizo llegar a Massa, el candidato de Fernández, apoyo en efectivo, muy al estilo de los sobres amarillos que López Obrador y sus cercanos han recibido por años.

Una opción mesurada, de centro, liberal, pero con visión comprometida con el apoyo a los más desprotegidos, no hubo en Argentina en esta ocasión. Y todo se redujo a seguir con el mismo modelo populista que llevó a la crisis al país, o arriesgarse a un cambio de 180 grados, a una economía liberal que promueve la ultra derecha. En cualquier otro momento, Massa no debía ser una opción, pero ante la tragedia del populismo de izquierda, los argentinos tuvieron que ir por el riesgo del cambio. En todo caso, peor no podían estar.

Al presidente López Obrador desde luego ese resultado lo tiene furibundo, porque además de que es un freno al expansionismo de los dictadores de izquierda en América Latina, también significa una señal de respiro para quienes consideran imposible frenar a su 4T en México. Si Argentina pudo parar en seco al proyecto que los llevó a la crisis, no hay razón por la cual suponer que en México no puede también frenarse a un movimiento que tomó el gobierno en 2018 y que ha llevado al país no solo a un retroceso económico y social de al menos tres décadas, sino a los prolegómenos de una dictadura.

Y no es que la derecha sea la mejor opción, pero, como en Argentina, en México puede plantearse esa disyuntiva en 2024: ir por el “menos malo”. Si no, al tiempo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 316 días. X @jaimelopezmtz

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