La prensa es la artillería de la libertad
Hans Dietrich Genscher (1927-2016) Político alemán
No abundaré, por ahora, en el análisis o comentario sobre la auténtica bomba informativa y política que soltó la noche de este jueves Carlos Loret de Mola, en su noticiero de Latinus, al presentar una entrevista con el líder del grupo delincuencial de Los Ardillos, que opera en Guerrero, Celso Ortega Jiménez, quien afirma que le consta que Andrés Manuel López Obrador recibió dinero y apoyo político del entonces líder de Los Zetas, el Zeta 42 (Omar Treviño Morales), en su campaña presidencial de 2006.
Loret está jugando con fuego y por supuesto lo sabe. Pero así ha sido durante todo el sexenio obradorista. Habrá que decirlo: nunca en la historia de este país, un periodista había jugado un rol tan protagónico y tan decisivo como contrapeso al poder público, particularmente al del presidente.
Ser bueno, regular o mal periodista es algo absolutamente subjetivo, como cualquier otra valoración sobre la conducta profesional o personal de quien sea. Eso es según el cristal con que se mire. Es el caso de Loret como comunicador. Cada quien puede calificarlo en lo profesional como quiera y todas las valoraciones en ese sentido son válidas. Pero lo que ni aún sus detractores pueden regatearle, es el valor que se requiere para desarrollar el periodismo que hace. No solo es indagar y documentar, para que nadie refute con pruebas, sino el valor para presentarlo públicamente. El yucateco cumple con las dos premisas. Y ello cobra especial relevancia, en un escenario no solo de claro empoderamiento de la vida pública y política de la criminalidad, sino donde campea el tufo a dictadura gobiernista.
Si siempre en México ejercer el periodismo de profundidad ha sido de alto riesgo, en tiempos de la 4T ese riesgo se duplica, y Loret sigue retando al poder. Ni el Congreso, ni los órganos autónomos, ni las organizaciones no gubernamentales, ni siquiera el Poder Judicial, han alcanzado el nivel de contrapeso al gobierno y al presidente, como Loret. La ira de Palacio y de sus huestes en su contra, evidencian el peso y la dimensión que su rol periodístico han alcanzado, en un efecto inversamente proporcional.
Las cosas, como son. Mis respetos para él. Punto.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 240 días.
x@jaimelopezmtz