Un buen político es que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro británico
Hoy, muchos se sorprenden de que la extorsión a trabajadores de oficinas públicas de gobiernos de la 4T, no sea un asunto excepcional, y que además del antecedente comprobado de Delfina Gómez cuando fue alcaldesa de Texcoco, ahora salga a la luz pública el mismo método de cobrar un porcentaje del salario a empleados del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado.
Hay que ser claros: no son casos de excepción, es el modus operandi de la 4T, porque es el método diseñado por su cabeza, Andrés Manuel López Obrador, para hacerse de dinero sin necesidad de mayor esfuerzo.
Al contrario de lo que suponen algunos, en realidad sería difícil encontrar oficinas o gobiernos cuatroteístas en los que no se extorsione y se cobre un “moche” a sus propios empleados.
De hecho, en Michoacán el método, ruin y alevoso por donde se le quiera ver, lo comenzó a aplicar el gobierno de Leonel Godoy, por ese entonces con camiseta del PRD, pero es que del PRD era ya el dueño López Obrador quien, ya se sabe y más que documentado está, ha vivido siempre del dinero que extorsiona “para el movimiento”.
Desde luego sus seguidores, antes en el PRD y ahora en Morena, han seguido la práctica del maestro, y se han despachado con la cuchara grande. En el Michoacán del godoyato, el gobierno quitaba a lo chino el diez por ciento del salario de sus funcionarios, de jefes de departamento hacia arriba. Supuestamente ese dinero iba a las arcas del PRD, pero igual pudo ir al bolsillo de cualquiera de quienes tenían acceso a él, dada la discrecionalidad absoluta que existe en esa nefasta práctica. Delfina Gómez en Texcoco mantuvo ese mismo porcentaje, pero ahora se sabe que en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el monto se ha elevado hasta el treinta por ciento.
Y no hay pierde: a todo el que se contrata se le advierte que de su salario deberá regresar el monto fijado y si se niega simplemente es cesado. Así de fácil.
Es claro, pues, que se trata de un método ya perfectamente pulido y aceitado que inició en el PRD de López Obrador y ahora se ha perfeccionado en la 4T del mismo López Obrador. Si la práctica en el país es la extorsión, ¿porqué la 4T tendría que ser ajena a ella?
Y a la pesadilla ya solo le quedan 558 días.
twitter@jaimelopezmtz
