El mayor castigo para quienes no se interesan por la política, es que serán gobernados por personas que sí se interesan
Arnold J. Toynbee (1889-1975) Historiador británico
El convenio en materia de seguridad que firmarán este martes a primera hora en Palacio de Gobierno el alcalde moreliano Alfonso Martínez Alcázar y el gobernador Ramírez Bedolla, se reducirá a un compromiso mutuo de sumar voluntades y esfuerzos con la idea conjunta de reducir los índices delictivos que registran la capital del estado.
Será, a decir del edil capitalino, un acuerdo de buenas voluntades, que no es asunto menor, dado que no contempla ninguna cesión ni de personal, ni de presupuestos ni de armamento o patrullas por parte del Municipio al gobierno estatal.
Mucho se especuló durante las últimas semanas, no con alta dosis de morbo aderezado con una alta carga política y electoral, que Ramírez Bedolla estaba decidido a doblar a Martínez a base de presiones mediáticas para que entregara la Policía municipal al mando estatal. Los escarceos incluyeron la exigencia por la salida de Alejandro González Cussi, el jefe de la Policía local, bajo el argumento de que no ha acreditado exámenes de control y confianza.
Este lunes en RESPUESTA RADIO, el edil ha dejado en claro que no entregará su Policía al Estado, ni sus presupuestos o infraestructura de armamento y vehicular, como tampoco cesará a Cussi. El convenio de coordinación implicará simple y sencillamente que cada instancia de gobierno haga lo que le toca y punto.
Es evidente que si hubo presión al alcalde para entregar su Policía al Estado, fue de la Secretaría de Seguridad Pública, que sí parece empeñada en embolsarse cuanto cuerpo policial municipal pueda, incluyendo sus presupuestos. Es claro que Bedolla fue flexible con su secretario de Seguridad para ver hasta dónde podía avanzar en esa presión. Al ser notorio que Martinez Alcázar no cedería, Bedolla actuó con celeridad para ordenar cese al fuego y darle una salida lo más tersa posible al conflicto entre Policías que amenazaba con salirse de control. Este martes será el corolario de los jaloneos de las últimas semanas.
Es de esperarse que, en efecto, cesen las embestidas, porque lo último que se requiere enmedio de una crisis de inseguridad y criminalidad, es que las Policías se enfrenten entre sí, cuando el adversario es común y está enfrente.
Habrá que demandar que esas querellas entre Policías se terminen con la firma del compromiso de este martes y que sea más bien el parteaguas para una embestida pero no entre ellas, una contra otra, sino de ambas y conjuntamente contra la criminalidad. La seguridad de los morelianos es primero.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 520 días.
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