Donde no hay caridad no puede haber justicia
San Agustín (354-430) Teólogo romano
Todo el sainete propiciado por Samuel García en Nuevo León, no es sino el prolegómeno de lo que vendrá en 2024, si Claudia Sheimbaum no gana las elecciones presidenciales.
El desacato a las leyes y a quienes las imparten, el desprecio por los poderes Judicial y Legislativo, el rompimiento del orden constitucional en aras de hacer prevalecer un proyecto político, la imposición de candidaturas aun al margen del orden jurídico y el uso de jueces a modo para torcer el rigor legal, todo lo cual prevaleció en solo diez días de campaña de García, se repetirá y elevado al mil por ciento en junio del 24 si la elección no transcurre como Andrés Manuel López Obrador la ha planificado.
Pero en ese supuesto la 4T contará con tres factores de poder de los que no dispuso Samuel García, no al menos de manera inobjetable: uno, al Ejército; dos, al crimen organizado, y tres, a los medios de comunicación. López Obrador ha sabido asegurarse el respaldo de todos esos entes de poder, por si llega a ser necesario luego de las elecciones. Obvio, si Sheimbaum gana no habrá necesidad de echar a andar ninguna maquinaria, ni legal ni ilegal.
La crisis institucional vivida en Nuevo León durante los últimos ocho días, es apenas un ligero retrato de lo porvenir si Xóchitl Gálvez llegara a ganar la elección, con el agravante ya señalado, lo que se traduciría en un país al garete de la institucionalidad.
En todo caso, nadie podrá llamarse a sorpresa: López Obrador jamás aceptará la derrota y hará todo lo necesario, legal o no, para no entregar el poder a la oposición, desde el sometimiento de jueces hasta la injerencia directa del Ejército y en un caso extremo, la desaparición de poderes. Nunca ha sido un buen perdedor, no tendría porqué empezar a serlo ahora.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 301 días. X@jaimelopezmtz
