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sábado, noviembre 23, 2024

OBRAS EN MODO 4T

Si murmurar la verdad puede ser la justicia de los débiles, la calumnia es la venganza de los cobardes
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español

¿Por qué todas las obras que compulsivamente está inaugurando Andrés Manuel López Obrador, tienen la marca distintiva no solo del sobre costo, de la opacidad y de no haber sido licitadas, sino de lo inconclusas?

Así ocurrió el año pasado con la refinería Dos Bocas, que hoy sigue sin procesar un barril de petróleo. Hace un par de semanas “inauguró” el Tren Maya, aunque en estricto sentido informativo habría que aclarar que solo fue el quince por ciento del total de la obra. Y este fin de semana hizo lo propio con el Tren Transístmico, con menos de la mitad de avance. En la lista podría caber, aunque no es una obra como tal, la puesta en marcha de Mexicana de Aviación, ahora militarizada, que comienza a volar con apenas unos cuantos aviones que cubren escasas rutas.

Es claro que el presidente supone que es el momento de declarar inaugurada cuanta obra insigne tenga en proceso, sin importar su grado de avance, no solo porque si esperara a su conclusión quizá no le tocara echarlas a andar, y eso es intolerante para un ególatra, sino porque él supone que cada acción de ese tipo le genera votos. Bastante relativa la vinculación obras-votos, porque los de su feligresía están asegurados, con o sin refinería o trenes, y los de sus opositores de cualquier forma están firmes en su contra.

Es evidente que la fallaron las cuentas, porque a estas alturas en teoría debieran estar no solo inaugurados sino operando el cien el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería y los dos trenes, así como la aerolínea subsidiada que le regaló al Ejército. Pero que el calendario de esas obras, para las que no ha habido regateo presupuestal alguno, no se haya cumplido, tampoco iba a ser limitante para no inaugurarlas, así se encuentren a menos de su quinta parte de avance, como el Tren Maya, por ejemplo. Lo que importa es la foto del corte de listón.

Pero ahora el presidente tiene otro problema: ya se terminaron sus faraónicas obras, ya las inauguró todas. Es lo malo de dedicar íntegramente el presupuesto a solo cuatro acciones, a cual más barriles sin fondo, pero ciertamente vendibles entre su feligresía. Ya se quedó sin obras que poner en operación en el 24, así que no extrañaría que para no perder el ritmo comience las segundas inauguraciones, la de etapa por etapa. Claramente le ganó la impaciencia.

En el fondo, todas esas obras llevan el sello de la casa: mal hechas, con tufo a corrupción, inservibles y terminadas a medias. Obras al estilo 4T.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 289 días. X @jaimelopezmtz

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