Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable
Voltaire (1694-1778) filósofo francés
Edmundo González Urrutia, candidato presidencial opositor de Venezuela, y de acuerdo con la casi totalidad de las actas de dicha elección, ganador de la misma y por ende víctima de un fraude por parte del oficialismo, irá a la cárcel.
Un juez de ese país giró una orden de aprehensión en su contra, demandada por la Fiscalía, que lo acusa de “usurpación de funciones, forjamiento de documentos públicos, instigación a la desobediencia de las leyes, delitos informáticos, asociación para delinquir y conspiración”.
Todo ello, porque el movimiento político que arropó a González como candidato en la elección presidencial, Plataforma Unitaria Democrática, publicó en redes sociales alrededor del 85 por ciento de las actas originales de la elección, que evidenciarían que González habría sido el triunfador de esos comicios y por ende, que la victoria oficial de Nicolás Maduro sería fraudulenta.
En Venezuela, ya se sabe, no hay ni poder judicial ni organismos electorales autónomos, en ambos casos están supeditados al Ejecutivo. Es decir, el gobierno es juez y parte. Mandar a la cárcel a opositores, sobre todo cuando son “peligrosos” o “incómodos”, es una práctica propia de las dictaduras, y el país sudamericano es claro ejemplo de ello.
Pero no supongamos que eso pasa “allá, en Venezuela”. Eso es justo lo que tenemos como escenario a la vuelta de la esquina en México. Ni más ni menos. Con la decapitación del Poder Judicial, la 4T no tendrá obstáculo alguno para mandar a la cárcel a cualquier opositor bajo la acusación más absurda. Es el mundo ideal para una tiranía, como la que se perfila de manera irremediable en México.
El episodio venezolano pinta a la perfección lo que está por venir en el país de la 4T, pero no dentro de unos años, ni siquiera meses, sino en cosa de días. Claudia Sheimbaum tomará las riendas del gobierno sin la incomodad de jueces, magistrados y ministros autónomos e independientes, con la mesa puesta para despacharse con la cuchara grande. Bajo ese escenario, que no sé cómo no se materialice, la 4T podrá gobernar México por décadas. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 28 días.
X@jaimelopezmtz