Cuanto más numerosas son las leyes, mas corrupto es el Estado
Tácito (C. 55- C. 120) Historiador romano
Además de ilegales, por clandestinas, las peleas de gallos se han vuelto uno de los espectáculos de mayor peligro para la integridad física tanto de organizadores como de jugadores y asistentes. Al menos en Michoacán, representan eventos de altísimo riesgo en términos de seguridad.
Son continuos los ataques armados en contra de asistentes a los palenques clandestinos. Apenas hace unos pocos meses, uno que tenía lugar en Zinapécuaro terminó en un espectáculo dantesco: veinte muertos. Este sábado, cerca de la media noche, en una comunidad de Jungapeo tuvo lugar otro ataque mientras se llevaban a cabo peleas de gallos, con saldo de un muerto y varios heridos.
Y pese a que es de dominio público el enorme riesgo que significan, esos espectáculos, de por sí sangrientos, no dejan de organizarse.
Los factores que parecen explicar que los palenques sean constantemente objeto de ataques armados, tienen que ver con la ausencia de «permisos» por parte de los grupos crimínales de cada región. En efecto, los palenques, como casi cualquier actividad lícita o ilícita, es considerada por el crimen organizado como parte de sus objetivos, que no pueden llevarse a cabo sin su autorización expresa, previo cobro de piso. Caso contrario, se consideran desafíos a los cárteles y por ende objeto de ataques armados a manera de «sanción».
De hecho, esa es la razón por la que desde el gobierno de Leonel Godoy ni siquiera en la Expo Feria de Morelia, organizada por el propio gobierno, está prohibido el palenque. Godoy tomó esa decisión con prudencia y sensatez. Algo prudente y sensato debió tener su gobierno, habrá que decir.
Y si la misma Feria gubernamental era acosada por la criminalidad, fácil es imaginar lo que sucede en los municipios y sus comunidades rurales: organizar un palenque sin el «permiso» de los jefes de plaza, es jugar a la ruleta rusa.
Con ese antecedente que es de dominio público, resulta incomprensible que sigan teniendo lugar las peleas de gallos, que al margen de ese fenómeno debieron quedar proscritas desde hace mucho tiempo por su significado. Pero aún con el riesgo de desafiar al crimen organizado, sin duda seguirán organizándose aunque sea en la clandestinidad. Nadie puede decirse sorprendido. Es nuestra realidad. Y a la pesadilla ya solo le quedan 617 días. Twitter @jaimelopezmtz