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sábado, noviembre 23, 2024

PEMEX Y SU INEVITABLE FUTURO

A las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas: si se paran, se caen

Maruja Torres (1943-?) Periodista española

Pemex y su futuro deben ser analizados bajo parámetros estrictamente de viabilidad económica y ecológica, no ideológicos, populistas ni de patriotismo trasnochado.

Una petrolera monopólica, con subsidio del Estado y con exención de impuestos cada vez que toca fondo, que pierde 800 mil millones de pesos en cinco años y cuya deuda asciende casi a los dos billones de pesos, sin calidad crediticia y que, por si fuera poco, es un nido de corrupción histórico y una fuente permanente de contaminación, no puede seguir operando como si nada pasara.

Por eso, cuando Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez plantean el cierre de refinerías y volver los ojos a las fuentes de energía limpia, no hacen sino recoger un clamor del mundo entero, que solo el gobierno sesentero de López Obrador se niega a entender.

Presumo que Claudia Sheimbaum debe estar en el fondo en la misma sintonía de sus opositores, científicas a fin de cuentas, pero debe adoptar hoy la posición absurda de su mentor. Injustificado, pero entendible.

Pemex no puede seguir siendo el barril sin fondo, tanto por su ineficacia operativa como por el escandaloso nivel de corrupción con que siempre se ha manejado. Que el petróleo es sinónimo de soberanía, es una estupidez del tamaño de sus pérdidas financieras.

Sí o sí, quien sustituya a López Obrador deberá ajustarse a la realidad y tomar decisiones que podrán ser políticamente incorrectas, pero necesarias: el Estado debe mantener, sí, la rectoría del sector energético, pero volver a abrirse a la inversión privada, sobre todo en el rubro de exploración, pero también en la refinación y comercialización.

Y eso, si es que aun encuentra socios interesados en una industria cuyo futuro no se ve más allá de una década. En ese tiempo no habrá vehículos nuevos que no sean eléctricos. Así de fácil.

El petróleo es de los mexicanos, se ufanaba Lázaro Cárdenas del Río, se ufana hoy López Obrador, y eso significa patriotismo y soberanía. Patriotismo y soberanía es no tirar a la basura casi un billón de pesos en una industria chatarra. Cuántas medicinas y vacunas pudieron comprarse en este sexenio con ese dinero, cuántas carreteras pudieron construirse, cuántos hospitales, cuántas universidades. A Sheimbaum o a Gálvez le tocará ya no patear el bote, sino tomar una decisión de fondo: el rediseño de Pemex que puede incluir su cierre. Las cosas, como son.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 214 días.

X@jaimelopezmtz

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