Cuando las leyes son claras y precisas, la función del juez solo consiste en comprobar un hecho:
Cesare Beccaria (1738-1794) Filósofo italiano
Hay que decirlo: la prohibición de las corridas de toros en Michoacán, decretada este miércoles por el Congreso del Estado, era
ya impostergable en los tiempos que corren.
La crueldad en el trato al toro en esos espectáculos debió haberse superado hace mucho tiempo. Más vale tarde que nunca, en todo caso. Se trata de un espectáculo digno de los tiempos en que el hombre no había bajado aún del árbol.
Afortunadamente al fin se legisló para poner un alto a un espectáculo propio de sociedades hambrientas de crueldad, sedientas de sangre. De por sí vivimos tiempos de violencia desatada, de insensibilidad al dolor.
No caben argumentos en contra: que se pierden empleos, sí, algunos sin duda, pero el respeto a la vida de otros seres vivos es más relevante. Que en los rastros se sacrifica con más crueldad a los toros, es probable, pero en todo caso hay que exigir que se cumplan las leyes en ese sentido. Que se afectará la economía, muy relativo, en Michoacán apenas hay seis o siete corridas al año y cada vez con menos asistencia de público. Que entonces no matemos a ningún animal para consumo del ser humano, no cabe: sacrificar animales significa la sobrevivencia humana, las corridas de toros tienen sólo el fin de saciar instintos sanguinarios del ser humano.
El argumento más radical: que lo que el gobierno debiera hacer es ponerse las pilas para contener la violencia y el empoderamiento de los cárteles, antes que prohibir corridas de toros. Ni al caso. Por supuesto que la prioridad es la seguridad ciudadana, pero prohibir la crueldad a los animales no interfiere en nada. Hay que exigírselo al gobierno.
Como sea, fue una buena jornada legislativa la de este miércoles. Es un tema que era improrrogable. X @jaimelopezmtz
