El poder no corrompe. El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder
John Steinbeck (1902-1968) Escritor estadounidense
Todo el proceso de endeudamiento de Michoacán no sólo fue injustificado e inmoral, porque nadie, salvo los gobernadores y tesoreros de 2002 a la fecha, saben a dónde fueron a parar los 17 mil millones de pesos que hoy se deben a bancos, sino también envuelto en una completa opacidad, donde nadie sabía qué se contrataba, en qué términos, plazos, tasas, en qué se aplicaba, y cuando se daban supuestas reestructuras, menos se conocían las características de ellas.
Por eso, era obligado que el gobierno de Silvano Aureoles fuera lo más abierto y transparente que sea posible, a la hora de llevar a cabo el procedimiento de refinanciar siete mil de los diez y siete mil millones que adeuda a bancos.
Cierto, no es ninguna concesión gratuita, porque así debiera ser toda la actividad gubernamental, pero tampoco debe soslayarse la importancia de que dicho proceso se abra a la opinión pública, por lo menos a través de los medios de comunicación.
En esa lógica, me parece que es justo que así como se cuestionó la opacidad histórica en el tema, ahora se resalte que por primera ocasión los medios de comunicación están teniendo acceso al inicio del trámite: este miércoles, reporteros pudieron dar fe de la reunión que en la sede de la Secretaría de Finanzas tuvieron el titular de ésta, Carlos Maldonado Mendoza y el director del Comité de Adquisiciones, Guillermo Loaiza, con representantes de doce bancos comerciales interesados en participar en la licitación para renegociar parte de la deuda gubernamental. Fue la reunión de inicio del procedimiento.
Si esa misma apertura hubiera existido en el negro periodo 2002-2011, cuando el gobierno endeudó salvajemente a Michoacán, acaso la historia podría haber sido diferente. Siempre tener los reflectores mediáticos encima, aunque sea en parte inhibe a los responsables de tomar decisiones, sobre todo si éstas se proyectan como irregulares o inmorales.
Es de esperarse, pues, que esta apertura de Maldonado con la que abre el proceso de licitación, se mantenga en las posteriores etapas hasta su conclusión. Vaya, al mismo Maldonado y de alguna manera al propio gobernador Aureoles, les conviene mantener esa transparencia, para marcar diferencia con sus antecesores en trámites similares y, también hay que decirlo, para lavarse las manos en cuanto a dudas o suspicacias naturales. Veremos si hay ese talante transparente hasta el final.