La continuación de la autoridad en un mismo individuo, es el fin de los gobiernos democráticos.
Simón Bolivar (1783-1830) Político y militar venezolano
Alejandro Moreno ha decidido convertir al PRI en una franquicia prostituida de la política: sin mayor peso, pero altamente redituable en lo económico, aunque solo para él y la reducida élite que forma parte de su círculo cercano, sobre todo los dirigentes estatales de lo que queda del partido.
Este domingo, cerró la pinza de un monumental fraude a los priístas: para reelegirse primero se aseguró de cambiar los estatutos que impedían que alargara su gestión como presidente, luego como buen dictador excluyó a cualquiera con visos de competirle el poder; después armó una elección a modo sin contrincantes, y finalmente se dijo ganador. Maduro, Ortega y Díaz Canel le quedaron cortos.
Sabedor de que el PRI no volverá a ser jamás el partido fuerte que fue, Moreno entendió que como negocio personal es mejor reducirlo a mini partido, para manejarlo como franquicia en cada estado: quieres ser el franquiciatario en determinado estado, te cuesta tanto, inversión que luego se recupera con la venta de candidaturas locales, diputados y alcaldes sobre todo. Difícilmente el tricolor volverá a ganar nada de manera directa, pero por la vía plurinominal seguirá agenciándose espacios suficientes, no para ser contrapeso a los gobernantes de Morena, pero sí para sacarle jugo y manejar prerrogativas a discreción, que esas sí seguirán dándose a manos llenas, contadas en cientos y miles de millones de pesos. Para alguien con la nula calidad moral de Alejandro Moreno, es el mundo ideal. En realidad, a los corruptos como les conviene más dirigir un mini partido, que uno “grande”, porque en éstos hay que compartir el poder, rendir cuentas, cuidar equilibrios. En uno del nimio nivel como es ahora el PRI, el dirigente se convierte en dueño.
Y esa lógica impera a nivel estatal. Por ejemplo, en el caso de Michoacán, Guillermo Valencia no es dirigente del partido, sino dueño de la franquicia, y como tal se maneja. Solo tiene un patrón: Moreno, que le permite hacer negocios a nivel local mientras le garantice la cuota respectiva.
El tristemente célebre Alito entendió que los ejemplos del Verde y el PT son más que claros en cuanto a la raja financiera que se le puede sacar a un partido franquicia. Y no dará marcha atrás. El nuevo estatus del PRI le garantiza, paradójicamente, ser dueño de miles de millones de pesos por año. Sí, es el mundo ideal para quien adolece de prendas éticas y democráticas.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan cincuenta días. X @jaimelopezmtz