Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico
Si alguien aún no termina por entender el real significado de “fuego amigo”, debe volver la vista a lo que le está pasando a Silvano Aureoles: caro, muy caro le ha salido su “destape” para el 2018.
En efecto, apenas le dijo a Joaquín López Dóriga que sí está en su ruta buscar la candidatura perredista a la presidencia de la república, y todos los demonios se le soltaron en la entidad y fuera de ella.
Y el más reciente, sin duda alguna, es el caso Arantepacua, donde si bien la Policía Estatal hizo lo que tenía que hacer –tratar de rescatar de un posible linchamiento a conductores de vehículos comerciales, ajenos al conflicto-, hoy todos sus adversarios políticos, incluyendo a los “de casa”, los perredistas, demandan hasta su renuncia. Ni hablar de los que no son de casa, pero que en teoría, al menos hasta hace poco, eran “aliados” para el PRD, como las mafias centistas y normalistas.
Pero no sólo en las consecuencias puede evidenciarse el “fuego amigo”. Como sea, sería previsible. No, más claro aún se denota en el origen del conflicto. Sólo un párvulo no vislumbra que hay una mano que mece la cuna en la negativa de Arantepacua a aceptar resoluciones judiciales emitidas en torno a su conflicto con Capacuaro, mano que claramente se mueve para tirotear a los policías que iban en operativo.
Mano, además, que burdamente se ve en las redes sociales; editando videos; victimizando por default a la comunidad indígena; anunciando que seguirán a Aureoles a cualquier parte del estado; declarándole “no grato”. Mano, para la que tres, cuatro muertes de indígenas no representan mayor problema: “son gajes del oficio”.
Dicen que el peor enemigo de un perredista, es otro perredista, y Aureoles lo ha corroborado.
¿Y ya todo quedó ahí? Claramente no. A Arantepacua le seguirán otros episodios, acaso más cruentos incluso. Huestes perredistas con el corazón en Morena, normalistas, centistas, grupos indígenas…y crimen organizado, parecen hacer causa común para ir en pos de Aureoles. Y si hay más civiles muertos, será parte del “riesgo normal”. Es mucho lo que está en juego.
Semana Santa puede constituir otro eslabón de violencia con etiqueta de “fuego amigo” para Aureoles. Si no, al tiempo.