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sábado, noviembre 23, 2024

¿QUÉ SABE EL PRESIDENTE, QUE LOS DEMÁS IGNORAMOS?

Un estado social en el que no pueden expresarse pensamientos, en el que los hijos denuncian a los padres a la Policía, no puede durar mucho tiempo.

Winston Churchill (1964-1965) Primer Ministro británico

La pregunta provocadora se repite con insistencia: si Andrés Manuel López Obrador está seguro de que su alfil va a ganar las elecciones presidenciales y, por ende, va a sucederle en el cargo, ¿por qué diablos se encuentra cada vez más irascible, se le ve cada vez más nervioso y también cada vez aumenta su ritmo frenético, casi demencial, de iniciativas orientadas a minar el entramado institucional del país?

Nadie, nadie, remonta treinta puntos de desventaja en una elección, menos en una presidencial. Y cualquiera con esa diferencia es como para que estuviera rebosante de confianza, alegría y seguridad. Nada de eso tienen ni él ni su candidata Claudia Sheimbaum. ¿Será entonces que, como advierten algunos, en realidad la batería de encuestas contratadas por el gobierno que auguran un dos de junio como día de campo para la 4T, son un truco mercadológico para infundir desánimo entre la población y aun entre la oposición?

Y es que de tener la certeza de un triunfo, no suena lógico que López Obrador haya enderezado una esquizofrénica embestida contra el estado de derecho, los derechos humanos y aun el patrimonio de millones de mexicanos, a través de reformas legales que sus lacayos legisladores le están pasando sin chistar. Así se explican el atraco a las Afore y las reformas a las leyes de Amparo y de Amnistía, todas en menos de una semana. Y lo que viene…

Un presidente seguro de que el triunfo le sonreirá en las urnas, lo más sensato es que dejara a su candidata el espacio completo para el lucimiento en tiempos de campaña. Hoy es al contrario: el presidente está absolutamente desbordado en un frenesí destructor de instituciones y leyes que preocupa hasta al más frío.

Todo ello, pues, no hace sino generar dudas si realmente el triunfo de Sheimbaum es un strike cantado, o más bien un discurso disuasivo para fijar justamente esa tesis. En una cosa sí le asiste la razón a López Obrador: el presidente es el hombre más informado del país. Luego entonces, ¿qué sabe él que nosotros no, sobre la realidad del dos de junio? Ya veremos, dijo un invidente cargado de optimismo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 172 días.

X@jaimelopezmtz

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