Hay que sospechar de los ministros que no pueden hacer nada sin dinero, y de aquellos que quieren hacerlo todo con dinero:
Indira Gandhi (1917-1984) Primera Ministra de La India
El Congreso del Estado aprobó este jueves la reforma universitaria. Dos de sus tres aspectos medulares son aplaudidos en general, y uno siempre generó polémica entre la comunidad trabajadora, que no fue aclarado: el del nuevo régimen de jubilaciones y pensiones.
La incorporación a la Constitución del estado de la obligatoriedad de que se le asigne a la Universidad cada año el 4.5 por ciento del presupuesto estatal, y que la elección del rector o rectora sea por el voto abierto de estudiantes, maestros y empleados, son puntos que nadie puede objetar, dado que son avances significativos en la vida financiera y democrática de la llamada Casa de Hidalgo.
Sin embargo, la preocupación de los empleados y profesores radicó siempre en la falta de claridad respecto a si la reforma incorpora o no un nuevo modelo de jubilaciones y pensiones. Todavía el jueves hubo manifestaciones de ellos en el exterior de Palacio Legislativo, demandando no aprobar la reforma hasta en tanto no hubiera claridad plena en ese sentido.
La autoridad nicolaita dejó en claro en más de una ocasión que la reforma no contemplaba ningún cambio al régimen actual, por lo que no había motivo de duda ni preocupación.
Me parece que no había necesidad de que los diputados actuaran con la celeridad con la que lo hicieron. Bien pudieron organizar una mesa de trabajo con los grupos nicolaitas que mantuvieron siempre dudas al respecto, a fin de disiparlas o realizar los ajustes que se consideraran necesarios, para garantizar la no afectación de ningún derecho ya adquirido, si bien para las nuevas incorporaciones laborales sí deben contemplarse nuevos modelos acordes a las actuales condiciones económicas de la institución.
Haber dado paso a ese diálogo con profesores y empleados, hubiera permitido a los diputados vestirse de luces, sobre todo si se toma en cuenta que los otros aspectos medulares de la reforma siempre recibieron aceptación generalizada de la comunidad nicolaita. Dar un espacio adicional para ventilar el rubro de las pensiones, no costaba nada, enviaba una señal de talante democrático de los legisladores y la votación hubiera salido sin sobresaltos para nadie. Ganaron las prisas en una, insisto, reforma plausible.
X@jaimelopezmtz