RUTA ROSA: BIEN, PERO DE PENA AJENA
Una mujer debe ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera
Coco Chanel (1883-1971) Diseñadora de moda francesa
Es vergonzoso, pero absolutamente necesario, plenamente justificado. El ayuntamiento capitalino ha echado a andar un proyecto, que ojalá cobre plena vigencia y se amplíe a todo el municipio, para tratar de reducir los niveles de inseguridad y de acoso a las mujeres en el transporte público.
El programa se llama Ruta Rosa, y consiste en disponer de camiones del transporte público exclusivos para mujeres. Por lo pronto, ha arrancado en la ruta que cubren los camiones de la línea Paloma Azul, y que conectan a la siempre complicada y peligrosa Tenencia Morelos, con el Centro Histórico.
Dos camiones se destinarán para cubrir dicha ruta en horarios prestablecidos, que abordarán solo mujeres. Es previsible que dará buenos resultados de inmediato, y es deseable que se amplíe a otras zonas del municipio, sobre todo aquellas consideradas de mayor peligrosidad. Paralelamente, el ayuntamiento, a través del Instituto de la Mujer, ha gestionado que instituciones como la UNAM y el FIRA, ubicadas justamente en la ruta señalada, se incorporen al programa de Puntos Naranja, que contempla brindar protección a mujeres cuando se encuentren en algún tipo de peligro.
Todo ello es necesario, pero en el fondo es de vergüenza. Solo en un país como México, el Metro de la Ciudad de México destina vagones de uso exclusivo para mujeres, y en una ciudad como Morelia se contempla autobuses del servicio urbano con el mismo fin. Ello es evidencia penosa, lamentable, del nivel de peligro que significa la calle para las mujeres, desde el acoso deleznable hasta las agresiones de toda índole.
Por eso, si bien debe resaltarse la decisión tomada por el ayuntamiento, en el fondo desnuda una realidad patética. En cualquier otra parte del mundo en la que se enteren de este tipo de medidas, pensarán que en términos de respeto a las mujeres, no hemos bajado del árbol. Y, en efecto, no hemos bajado del árbol, de ahí que tengamos que poner en práctica medidas ciertamente necesarias, pero vergonzosas.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 398 días.
X@jaimelopezmtz