Si la justicia existe, tiene que ser para todos, nadie puede quedar excluido; de lo contrario no sería justicia
Paul Auster (1947-?) Escritor norteamericano
Al igual que los otros veintiún gobernadores morenistas, el michoacano Alfredo Ramírez Bedolla signó este martes en el marco de La Mañanera de Andrés Manuel López Obrador, el acuerdo para la federalización de los servicios de salud, con lo que su gobierno entregará toda su infraestructura hospitalaria al programa IMSS Bienestar.
Con esta acción se mete reversa al proceso de descentralización de la Salud emprendida por el gobierno federal en la década de los setenta. En ese entonces se promovió que los estados fueran absorbiendo cada vez más funciones, responsabilidades y atribuciones en materia de promoción y atención de la salud, para lo cual el gobierno federal solo se mantendría como rector a nivel nacional de las políticas públicas en la materia, pero la materialización de las mismas corría por cuenta de las entidades.
Hay evidencias de que con indiscutibles fallas y desviaciones de diversa índole, pero esa política de descentralización permitió una mejora cuantitativa y cualitativa de la salud en el país. Campañas preventivas y de vacunación universales, construcción de infraestructura hospitalaria, esquemas de atención a la población relativamente rápida y de razonable calidad, dan fe de que la descentralización sí dio resultados efectivos. El aumento en la esperanza de vida promedio de los mexicanos en los últimos cincuenta años, es un hecho irrebatible de ello.
Pero el criminal desmoronamiento institucional que ha promovido el presidente López Obrador, no ha excluido al sistema de salud. Al contrario, éste está hoy en su peor nivel de las últimas décadas. Entre el presidente y el doctor muerte, Hugo López Gatell, se han encargado de destruirlo. Hoy hay un sistema similar al del México de inicios del siglo anterior.
Y el afán concentrador del poder del propio López Obrador, encontró también eco en la salud. A contra corriente de los buenos resultados que dio la descentralización, ahora el gobierno mete reversa y vuelve a concentrar todo el sistema de salud, al menos en los veintidós estados que gobierna Morena. No hay indicios fundados para suponer que la federalización signada este martes, vaya a producir resultados que reviertan el deterioro de la atención a la salud, agudizado en los últimos cinco años. Todo lo contrario: la federalización hace presagiar que todavía puede desmoronarse más el sistema.
Tan fácil como que será el IMSS el que absorba la federalización de la salud. Sí, el instituto que programa intervenciones quirúrgicas en promedio para seis meses, siempre y cuando el paciente aún esté vivo, claro; el instituto que no tiene ni los más elementales insumos para la atención médica, ni para estudios de cualquier nivel; el instituto que presenta un desabasto de medicamentos del 80 por ciento y el que programa una cita médica a los tres meses de solicitada, ese es el instituto que ahora se encargará de “atender” a toda la población no derechohabiente de los veintidós estados, entre ellos el nuestro. Suena demencial, es demencial. Es la 4T en acción.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 356 días.
X@jaimelopezmtz