La primera riqueza es la salud:
Ralph W. Emerson (1803-1882) Filósofo estadounidense
Enfermedades como el sarampión, la tosferina y aun la tuberculosis, que parecían erradicadas de México, comienzan a resurgir como resultado lógico del paso de un gobierno que fue, como decía el slogan panista de 2006, un peligro para México.
Si en prácticamente todos los rubros del quehacer gubernamental, el sexenio lopez obradorista fue un desastre absoluto, en el de salud pública se agravan los resultados por razones obvias. Una de las decisiones más estúpidas fue desaparecer las semanas nacionales de vacunación, tanto por el prurito de que había que borrar todo vestigio de los gobiernos neo liberales, como porque el doctor muerte, Hugo López Gatell, es un médico anti ciencia, sin soslayar que el dinero que el gobierno se ahorraba en la compra de vacunas, también iba a tirarse al Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles y la refinería Dos Bocas.
Históricamente, en el rubro de la vacunación masiva, México fue un modelo mundial por su eficacia y resultados, por una parte porque las decisiones las tomaban los especialistas en medicina preventiva, y por la otra porque los gobiernos priístas y panistas podían regatear dinero a cualquier cosa, pero no a la salud, habrá que reconocerlo.
Pero llegó López Obrador y todo se fue al caño. Las semanas nacionales de vacunación desaparecieron y los resultados no se iban a evidenciar de inmediato, pero sí a los pocos años. El destino nos alcanzó ya en algunos casos, resurgiendo enfermedades prácticamente erradicadas.
Hoy, el gobierno de Claudia Sheinbaum parece querer romper con el criminal molde del lopez obradorismo, y por lo pronto volvió a diseñar las jornadas sistemáticas de vacunación, sobre todo para la población infantil. Ni los expertos pueden predecir si aún se está a tiempo de revertir el déficit en materia de vacunación que heredó del tabasqueño, pero está claro que el esfuerzo debe hacerse. Al menos, ya Sheinbaum no contrató al doctor muerte López Gatell, y colocó al frente de la Secretaría de Salud a un especialista de prestigio como David Kershenobich, al que evidentemente deberá respaldar en sus políticas.
Vamos de gane, pues, con que Gatell esté fuera del gobierno. Habrá que reconocer que al menos en el tema de las campañas de vacunación, las cosas parecen mejorar.
X@jaimelopezmtz