Donde hay poca justicia, es un peligro tener la razón.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español
No hay registro de un posicionamiento tan severo, tan a la yugular del gobierno estadounidense con relación al mexicano, no al menos en el último siglo, como el expuesto este jueves en voz de su embajador Ken Salazar, al advertir que en ninguna parte del mundo los jueces electos popularmente han garantizado resultados y que si el gobierno y su 4T logran la aprobación de la iniciativa en ese sentido, el acuerdo comercial de Norteamérica y las inversiones de su país se cancelarían.
Y si nunca el Tío Sam había sido tan franco y en cierta forma tan rudo con el mexicano, dejando de lado toda pose políticamente correcta, es porque nunca en la historia de las relaciones entre ambos países, un presidente mexicano había dado pie a que se prendieran las alarmas en el lado americano. Nunca México había tenido un presidente desquiciado, fuera de sí, decidido a cancelar la República y a instaurar un régimen totalitario, como hoy ocurre con López Obrador.
Pero sobre todo, nunca un presidente mexicano había tenido la escasa inteligencia de poner en riesgo la relación comercial con Estados Unidos y sus inversiones aquí. Todo, ya sabemos, por el demencial empecinamiento de López Obrador de aniquilar al Poder Judicial.
La misiva va firmada por Salazar, pero obviamente es la posición del gobierno de Biden y seguro será la de Harris o Trump en su momento: pulverizar al Poder Judicial, haciendo añicos la división de poderes, anularía cualquier vínculo comercial con Estados Unidos, porque claramente un régimen con jueces títeres del Ejecutivo no garantiza una justicia real, y eso ahuyenta a cualquier inversionista.
Transcurrió en resto del jueves sin que López Obrador sacara la cabeza para responder tan grave advertencia norteamericana. Se infiere que lo hará en su único espacio de confort, su mañanera del viernes. Es claro que la única posibilidad real de que alguien o algo le haga entrar en cordura y recule en su revancha esquizofrénica contra el Poder Judicial, es el país de las barras y las estrellas, que ya inició su verdadera embestida para proteger sus intereses, frente a la oscura noche que se cierne sobre México.
De lo que responda al amago norteamericano dependerá la viabilidad de la República. Ni más, ni menos.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 39 días.
X@jaimelopezmtz