En política lo importante no es tener la razón, sino que se la den a uno.
Konrad Adenauer (1876-1967) Canciller alemán
Alfonso Martínez se prepara para iniciar su tercer período como alcalde capitalino, pero lo hará en condiciones mucho más complejas que en los dos previos.
A menos que una descomunal tragedia se presente, será el candidato de la oposición a la gubernatura en el 27. Por ende, desde ya el gobierno de Ramírez Bedolla ha echado a andar la maquinaria para tratar de desbarrancarlo y minarlo en sus posibilidades para la elección de ese ya no tan lejano año.
De entrada, la “estrategia” contempla cerrarle la llave presupuestal en la mayor dimensión que sea posible; luego, no autorizarle un solo peso o convenir ninguna obra de tipo extraordinario. De la misma forma, cerrarle todos los conductos de comunicación con la administración estatal y tratar de boicotearlo cuando gestione algún programa o recurso federal.
El gobernador ha ordenado a su gabinete ni siquiera reunirse con Martínez, y si alguien se ve obligado a hacerlo, no apoyarle en ninguna gestión o demanda. Vaya, ni siquiera hay que mencionarlo por su nombre en público.
Y adicionalmente, ha ordenado a su treintena de diputados de la 4T en la próxima Legislatura, no solo hacerle el vacío, sino acorralarlo y hostigarlo con acusaciones de desvío de recursos y de irregularidades diversas, y si no las hay, inventarlas.
Y con los medios de comunicación afines al bedollismo, “convenir” la difusión de informaciones reales o ficticias que golpeen al edil moreliano. El área de Comunicación mantendrá el uso de recursos humanos y financieros para idear campañas negras contra el alcalde, como ya sucedió en la reciente elección. Las campañas negras son la especialidad de la casa de la jerarquía de Comunicación.
Y por si fuera poco, la estrategia contempla también tratar de presionar a sectores como el empresarial, el social y el sindical, así como organismos autónomos, para que desaíren al alcalde durante todo el trienio.
Eso y más deberá afrontar Martínez Alcázar en su tercer paso por la Alcaldía. Su ventaja es que lo tiene claro, ha preparado su propia estrategia de defensa y contra ataque. Confía además en la impericia del bedollismo, demostrada un día sí y otro también a lo largo de tres años. No le quedará sino apelar a la legitimidad y el respaldo ciudadano, del que no goza para nada el gobernador. Se le vienen tiempos difíciles al edil, pero los encara con la certeza de que lo que no mata, fortalece.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan sesenta días.
X@jaimelopezmtz