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sábado, noviembre 23, 2024

TRISTE Y PREOCUPANTE IMAGEN

Los pueblos sin justicia se la toman por sí mismos, más temprano o más tarde.

Voltaire (1694-1778) Filósofo francés

Víctor Trujillo ironiza en su cuenta X, antes twitter: ¿”qué sigue Andrés Manuel?, ¿la Belisario Domínguez a García Luna? Triste legado. Cuánto fracaso. Pobre de ti”.

Contundente, mordaz, Brozo inserta ese texto al video que comparte en su cuenta, donde se aprecia al presidente López Obrador entregar, este miércoles, una presea especial al general Salvador Cienfuegos, por haber sido director del Colegio Militar. El reconocimiento igual fue entregado a los demás directores del plantel que siguen con vida.

La diferencia es que en octubre de 2020, el mismo López Obrador le recetaba a Cienfuegos que su detención en Estados Unidos era una evidencia de la descomposición del viejo régimen, justificando los cargos que se le fincaban al militar en Estados Unidos por presunta vinculación con el Cártel de Sinaloa.

La historia la conocemos: ese mismo día la plana mayor militar acudió a Palacio Nacional a pedirle (¿exigirle?) al presidente que intercediera para liberar a Cienfuegos. López Obrador no tuvo más remedio que cumplir la petición (“¿orden?”) del alto mando castrense, e increíblemente lo logró: Estados Unidos retiró los cargos contra Cienfuegos y lo liberó, eso sí, con el compromiso del gobierno mexicano de que aquí sería enjuiciado por la misma acusación. Obvio, Cienfuegos tomó el primer vuelo que encontró a México, donde el gobierno jamás tuvo siquiera el deseo de enjuiciarlo.

Pero no solo no le fincó ninguna responsabilidad: ahora lo condecora. Se trata, sin duda, de una de las mayores afrentas a que se ha visto sometido un presidente mexicano. No solo tuvo que rogar a Estados Unidos por la liberación de un general acusado de vínculos con la criminalidad, sino ahora se ve obligado a entregarle en mano una condecoración, cuando hace tres años lo calificaba de evidencia de la descomposición del régimen, avalando con esa declaración las acusaciones a Cienfuegos en el vecino país.

Lo de este miércoles hace que no parezcan quedar dudas del sometimiento presidencial al alto mando militar y, si las acusaciones norteamericanas son ciertas, al mismo crimen organizado. Triste, vergonzoso, patético papel que se ve obligado a jugar el presidente.

Brozo, Víctor Trujillo, es demoledor pero da en el clavo. ¿Qué sigue?, ¿condecorar a García Luna? Con López Obrador todo es posible. Por primera ocasión en casi todo el sexenio, las granjas de boots y las plumas pagadas, callaron. Y es entendible: ¿qué maroma puede caber para justificar la dramática imagen del presidente frente a Cienfuegos? Nada, no cabe nada a manera de justificación.

La ironía de Brozo tiene toda la razón del mundo. Se la ha ganado el presidente.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 355 días.

X@jaimelopezmtz

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