La gente puede ser engañada por un momento, pero no puede ser corrompida:
Andrew Jackson (1767-1845) Presidente de Estados Unidos
Pocas asunciones al poder en Estados Unidos, habían causado tal expectación como la de este lunes con el segundo arribo a la Casa Blanca de Donald Trump.
Y esa expectativa inusitada tiene como fondo vertientes de alarma y terror, por una parte, pero paradójicamente de esperanza por otro, al menos para nuestro país.
De pesimismo, por los amagos de iniciar una cacería de migrantes indocumentados, así como por aplicar aranceles a exportaciones mexicanas. Pero en contrapartida, habrá que advertir que la otra cacería anunciada por Trump, la de capos de la criminalidad, esa deberá ser aplaudida si se materializa. Solo la presidenta Sheinbaum y su 4T parecen incómodos con la posible detención de esos delincuentes.
Eso, por lo que hace a la relación de Estados Unidos con México, pero el resto del mundo tampoco es ajeno al impacto de la versión recargada de Trump, que bien puede marcar un hito en la historia del orbe.
México, o su gobierno por mejor decir, no se ha tomado en serio el efecto del huracán que está por gestarse este lunes en el norte del continente. Seguimos creyendo que Trump está blofeando, muy en la lógica cuatroteísta, pero es probable que ese huracán nos tome con los dedos en la puerta, y que cuando reaccionemos acaso sea demasiado tarde. Pero de que se vienen tiempos paradigmáticos, sin duda.
X@jaimelopezmtz
