Vota por el que prometa menos; será el que menos te decepcione
Bernard M. Baruch (1870-1965) Asesor financiero norteamericano
Nadie puede llamarse a sorpresa con el secuestro de migrantes y mexicanos en las carreteras de San Luis Potosí: simple y sencillamente es un reflejo de la realidad de todo el país.
Difícilmente pueden ubicarse zonas o regiones en cuyas carreteras pueda transitarse con total libertad. Las vías se han convertido en tierra de nadie, o mejor dicho, en tierra propiedad del crimen organizado. Ya no solo las de corte rural, sino aún autopistas de alta intensidad de movimiento. Nada escapa a los cárteles, región por región.
Michoacán, obvio, no es la excepción. Al contrario, es el vívido ejemplo de ese fenómeno. Sólo en temporadas de afluencia turística importante, como la Semana Santa por ejemplo, hay operativos policiacos y militares para reducir al impacto de la presencia de grupos criminales en las carreteras, sobre todo por cuestión de imagen, no tanto por preocupación de la integridad de los automovilistas. El resto del año, las vías están abandonadas por las corporaciones policiacas y militares.
¿Quién en su sano juicio transita por ejemplo por las carreteras del oriente, en los municipios circundantes a Zitácuaro, Ciudad Hidalgo o Tuzantla?, o en el bajío y ni hablar de la tierra caliente o la costa. Transitar por ellas es jugar a la ruleta rusa. El riesgo ni siquiera es ser víctimas de un “simple” asalto, sino de secuestro por las células de los cárteles que dominan cada región. Y todavía peor: ser “levantados” para “investigación”.
Los empleados de las casetas de cobro suelen hacer las veces de “halcones” que avisan de vehículos y personas susceptibles de ser consideradas “sospechosas”. En cada pueblo, en cada caserío invariablemente hay personas con esa misma función. La Policía lo sabe, los militares lo saben, pero nada se hace por frenar el fenómeno.
Y ya que el gobierno, en todos sus niveles, no hace nada por enfrentar el flagelo, al menos debiera desarrollar y publicar una especie de mapa de riesgos, en los que se informe a los automovilistas cuáles son las carreteras más peligrosas, siquiera para tenerlas ubicadas y actuar en consecuencia, en la medida de lo posible.
Es el signo de nuestros días. Carreteras que son hoy verdaderas ruletas rusas. Sálvese quien pueda.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 541 días.
twitter@jaimelopezmtz