Creo en la dictadura benevolente, siempre que yo sea el dictador.
Richard Branson (1950-?) Empresario británico
No debió ser fácil para Xóchitl Gálvez, como no lo sería para nadie, abordar el tema del proceso penal que se le sigue a su hermana, acusada de secuestro. Este martes, la candidata presidencial de la oposición acudió a la sede del Instituto Tecnológico Autónomo de México, y ahí fue abordada por estudiantes sobre el espinoso tema de su consanguínea.
De hecho, es la primera vez, al menos en su campaña, que Gálvez aborda el asunto, pero habrá que decir que salió bien librada, pese a lo sensible y a lo riesgoso para ella: dijo no constarle si su hermana es inocente o culpable, ya que eso lo debe definir la justicia; “ella dice que es inocente, yo le creo porque es mi hermana, pero será un juez el que lo determine, y si es culpable, deberá pagar”. Advirtió empero que lleva encarcelada doce años y no ha recibido aún sentencia, en lo que es una evidente violación a los más elementales principios jurídicos.
También dejó en claro que en todo ese tiempo, jamás ha utilizado sus cargos públicos para buscar su liberación, y dio a conocer que constantemente la visita en prisión. “Soy mujer de instituciones, y confío en la justicia”, recalcó.
La detención de su hermana ha sido utilizada por la 4T como arma de campaña, en lo cual tampoco nadie debe espantarse. Gálvez supo fijar por fin una posición difícil pero sensata. Nadie responde por nadie más, así sea un familiar, eso queda claro, pero también es cierto que al tratarse de alguien tan cercano a la candidata, y de un tema tan sensible como su presunta participación en un secuestro, se vuelve una espada de difícil manejo.
Pero en algún momento iba a tocarse el tema de manera abierta, y el momento llegó el martes en el ITAM. Xóchitl, insisto, salió bien librada, evidenciando control de emociones y, sobre todo, enviando una señal de institucionalidad, de respeto a la ley, algo de lo que adolece la 4T y el presidente López Obrador.
Bienvenida la postura de la candidata opositora que, de ganar la elección, deberá en su momento refrendar en los hechos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 193 días. X@jaimelopezmtz
