O corres durante el día, o el día corre por ti:
Jim Rohn (1930-2009) Empresario estadounidense
Ya déjenlo en paz, clama Claudia Sheinbaum cada vez que se refiere al trato “injusto” que, dice ella, le dan las redes a Andrés Manuel López Obrador, sobre todo al volver a ser tendencia con el hashtag “narco presidente”.
Pero, ¿merece que se le deje en paz a quien propició la muerte de 300 mil mexicanos durante la pandemia?
¿Hay que dejar en paz a quien quitó las medicinas a los niños con cáncer y despedazó por completo el sistema de salud?
¿Hay que dejar en paz a quien permitió el empoderamiento absoluto del país a manos del crimen organizado?
¿Hay que dejar en paz a quien solapó a los cárteles hasta permitirles doscientos mil personas ejecutadas y la desaparición de cincuenta mil?
¿Hay que dejar en paz a quien canceló la autonomía e independencia del Poder Judicial y ordenó una demencial elección ciudadana para elegir a los nuevos impartidores de justicia?
¿Hay que dejar en paz a quien endeudó como nadie al país?
¿Hay que dejar en paz a quien dilapidó un billón de pesos en obras que solo un desquiciado podía justificar, como un refinería, un tren y un aeropuerto, y que siempre serán un elefante blanco?
¿Hay que dejar en paz a quien pulverizó las elecciones libres, porque obligó a los organismos electorales a plegarse a la 4T?
¿Hay que dejar en paz a quien dio el primer paso para instaurar la dictadura?
Lo que no es justo es dejar de apuntar a quien llevó al país al barranco. Solo un cara dura puede dejar en paz a quien propició la mayor desgracia que ha enfrentado México. No, doctora Sheinbaum, no. López Obrador no merece que lo dejemos en paz. X@jaimelopezmtz