El ser humano, hasta biológicamente tiene la tendencia de arrancar cada día y las nuevas etapas en su vida con las mejores intenciones, con voluntad, dedicación y renovación de sus compromisos de toda índole. Sucede a escala familiar, profesional, educativa, moral y religiosa.
Con el 2025, inicia un ciclo de 365 días, en los cuales se contará en Michoacán con más de 30 mil millones de pesos, de 80 mil trabajadores, 12 mil escuelas y más de un millón 260 mil estudiantes, quienes al menos dedicarán doscientos días de su vida principalmente a estudiar y a aprender.
Es importante siempre insertar elementos estratégicos para lograr un mejor 2025 en materia educativa en múltiples aspectos, como los siguientes:
Planeación y ajuste continuo de metas. No hay buen viento para quien no sabe a qué puerto va. Si bien, se ha exhibido que, en el sector educativo michoacano existe un desfase notorio entre el marco jurídico, las responsabilidades educativas institucionales, los planes, programas, proyectos y presupuestos, así como las acciones emprendidas y la comunicación social, lo anterior no quiere decir que así se deba de terminar el sexenio. Es tiempo siempre de generar alcances, actualizaciones y adecuaciones a las hojas de ruta, a los planes de desarrollo y programas sectoriales, para que exista consistencia entre el decir, el hacer y el gastar, en beneficio de los estudiantes en formación en la entidad.
Poner los derechos de las niñas y los niños al centro. El gran motor y a su vez el tamiz dorado para la toma de decisiones en el sector educativo es considerar que, cada acción, cada centavo del erario, cada medida de política pública debe contribuir al ejercicio de los derechos educativos de las niñas, niños y jóvenes en Michoacán: lograr que estén, aprendan y participen en las escuelas, en entornos libres de violencia y discriminación, bajo las mejores condiciones posibles en donde los mínimos indispensables para aprender con dignidad estén presentes: sanitarios, servicios básicos, agua potable, electricidad, conectividad, butacas, protección de las inclemencias climatológicas, etcétera.
Presupuestar inteligentemente, priorizar lo más importante y colocar recursos en los programas, proyectos y obras más necesarios para que la educación avance. Austeridad y duda ante los recursos que se vayan a ejercer por parte del alto funcionariado, pero garantismo y arropamiento ante lo que beneficie directamente a las niñas, niños y jóvenes.
El aprendizaje, como principal indicador de éxito en la comunidad escolar. El aprendizaje es un teleférico que sí trasladará a las generaciones en formación de la tierra de los sueños al de las realidades. Ignorar su trascendental importancia en el sistema educativo es perder de vista el objetivo: generar acciones formativas en los seres humanos que les permitan adquirir conocimientos, destrezas, competencias, valores y actitudes significativas, las cuales a su vez les permitan afrontar la vida con las mejores condiciones posibles.
Efectividad y mejora continua gubernamentales. Por supuesto, el aprendizaje no solamente lo desarrollan los estudiantes en una auténtica comunidad de aprendizaje: también los maestros, personal directivo, supervisores, personal de asistencia y apoyo a la educación, así como los funcionarios de la estructura de mando del sistema educativo estatal. Durante los años anteriores han tenido oportunidad de vivir experiencias que les han permitido lograr aprendizajes que deben ya reflejarse en acciones diferentes en aras de alcanzar mejores resultados en todos los aspectos, en pro del desarrollo integral de Michoacán.
Hacer el trabajo que nadie más ha hecho: resolver el rezago, educativo, en infraestructura, en equipamiento, en mediación y disolución de conflictos entre adultos en las comunidades escolares, insertar medidas de transparencia, rendición de cuentas, dotar de lo necesario a cada escuela en la entidad, mejorar los indicadores socioeducativos estatales, entre muchas otras cuestiones.
Conformar un equipo de alto rendimiento. Hay más de ochenta mil trabajadores de la educación, que son un gran equipo de trabajo, el cual necesita integración, formación continua, actualización, encuentros, intercambio de experiencias, desarrollo de actividades que robustezcan la confianza, que permitan emprender acciones piloto que a su vez los lleven hasta la consolidación de una gran comunidad de formadores, que tenga como centro la educación y como principales líderes escolares a las y los maestros.
Mejora continua rumbo a la excelencia. Lo cual implica evaluar, medir, diagnosticar, percibir si las acciones emprendidas están generando avances, rendir cuentas e informar con la verdad, impulsando la participación social en la educación.
Es importante dar esos pasos recordando que Michoacán es tierra de historia y tradición, cuna de grandes pensadores y transformadores sociales, la cual merece un sistema educativo que esté a la altura de su legado. Los retos que enfrentamos son significativos, pero nuestra capacidad para superarlos es aún mayor. Las brechas educativas persisten, las carencias materiales en muchas escuelas son evidentes, y la deserción escolar sigue siendo una preocupación constante. Sin embargo, es precisamente en estos desafíos donde reside nuestra oportunidad de demostrar la grandeza del espíritu michoacano.
A los funcionarios educativos les hago un llamado especial. Ustedes tienen en sus manos la responsabilidad de diseñar e implementar políticas que transformen vidas. Cada decisión que toman, cada recurso que asignan, cada programa que impulsan tiene el potencial de abrir nuevos horizontes para miles de estudiantes. Este 2025 debe ser el año en que la eficiencia administrativa se conjugue con la sensibilidad social. No basta cumplir metas, dar discursos ni llenar formatos; es necesario que cada acción administrativa esté impregnada de un profundo sentido.
Les invito a que salgan de sus oficinas, a que visiten las escuelas más alejadas y a que escuchen a los maestros que trabajan en condiciones adversas, a que dialoguen con los padres de familia que luchan día a día por mantener a sus hijos en la escuela. Solo así podrán diseñar políticas que verdaderamente respondan a las necesidades de nuestra comunidad educativa.
Ya hubo tres años de aprendizajes. Ya se pagó una alta cuota en las curvas de aprendizajes de los funcionarios que han tenido relación con el sector educativo estatal: ya hicieron sus precampañas, ya invitaron a sus amigos a trabajar en cargos de la educación estatal, aún sin contar con la experiencia, perfil, ni vocación para tales efectos, ya emplearon el aparato de comunicación social para difundir logros no verificables, ya hicieron un plan de desarrollo que no siguieron al pie de la letra, entre muchas otras cuestiones más. Empero, es un buen momento para dejar de arrastrar inercias y para simplemente actuar de la mejor manera posible en beneficio de las niñas, niños y jóvenes de Michoacán de Ocampo.
Los directores escolares son pilares fundamentales de nuestras instituciones educativas, ya que su liderazgo es crucial para transformar cada escuela en un verdadero centro de excelencia. Este 2025 debe ser el año en que sus centros educativos se conviertan en espacios de innovación y desarrollo integral. Su papel va más allá de la gestión administrativa. Son ustedes quienes pueden crear un ambiente donde florezca la creatividad, donde los maestros se sientan apoyados y motivados, donde los estudiantes desarrollen no solo conocimientos, sino también valores y habilidades para la vida. Implementen sistemas de mentoría entre docentes, fomenten el intercambio de mejores prácticas, establezcan alianzas con otras instituciones. La excelencia educativa se construye día a día, con pequeñas acciones que, en conjunto, generan grandes transformaciones.
El año de la educación sólo se construirá con y a través de los maestros, verdaderos héroes de nuestra sociedad, quienes merecen nuestra más profunda admiración y respeto. Su labor trasciende las paredes del aula; ustedes son formadores de ciudadanos, inspiradores de sueños, constructores de futuros. Este 2025 debe ser el año en que su vocación docente se renueve y fortalezca. Es importante que compartan sus experiencias con otros docentes, que formen comunidades de aprendizaje y sean mentores de los maestros más jóvenes. Recuerden que cada estudiante que entra a su aula es un universo de posibilidades. No permitan que las limitaciones materiales o las circunstancias adversas apaguen su entusiasmo. En sus manos está la posibilidad de despertar la curiosidad, de fomentar el pensamiento crítico, de cultivar la empatía y la solidaridad.
La excelencia educativa que buscamos para Michoacán no es una meta inalcanzable; es el resultado natural del compromiso cotidiano. Cuando un funcionario toma decisiones pensando en el beneficio real de los estudiantes, cuando un director escolar implementa estrategias innovadoras para mejorar su escuela, cuando un maestro prepara su clase con dedicación y entusiasmo, estamos construyendo esa excelencia.
El 2025 nos brinda la oportunidad de reescribir la historia de la educación en Michoacán. No podemos permitir que las estadísticas negativas y los prejuicios definan nuestro sistema educativo. Es momento de que cada uno, desde su trinchera, asuma el compromiso de hacer la diferencia.
Funcionarios, sean ustedes ejemplo de transparencia y eficiencia en la gestión educativa. Que cada peso invertido en educación se traduzca en oportunidades reales de aprendizaje. Directores, conviertan sus escuelas en espacios de innovación y desarrollo integral. Maestros, sigan siendo esa luz que ilumina el camino del conocimiento para miles de niños y jóvenes michoacanos.
Para los padres de familia es importante seguir haciendo el mayor esfuerzo para que sus hijos estén en las mejores condiciones posibles diariamente en sus escuelas. Así también, para que tengan un ambiente propicio para el aprendizaje en sus hogares. Recordemos que el factor socioemocional puede generar inmensas diferencias entre personas que sí aprenden y quienes simplemente, por más que se esfuercen, no lo logren. Es importante por ello, evitar situaciones estresantes, violencia, distractores, contracultura y toda clase de circunstancias que inhiban el aprendizaje.
Y, los estudiantes, definitivamente, aún siendo sujetos de derechos, deben de ponderar la oportunidad que tienen en sus manos y esforzarse al máximo, en plena conciencia de que el estudio es la oportunidad de sus vidas de alcanzar sus sueños, sus aspiraciones y de asegurarse de que origen no sea destino en sus propias existencias, independientemente de la clase social en la que se encuentren.
Los ciudadanos podemos hacer mucho: hacernos cargo de nuestra educación, de nuestra formación continua, de cultivarnos, justo en el sentido etimológico de la palabra cultura. Destaca la importancia de levantar la voz para que los políticos y funcionarios sepan que la educación nos importa.
En suma, está en nuestras manos lograr que el 2025 sea el año de la educación. Hagamos nuestros mejores esfuerzos desde nuestros respectivos ámbitos de acción e influencia para que así sea. Juntos, podemos construir un ciclo decisivo para la educación en Michoacán. No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Requiere compromiso, dedicación y, sobre todo, la convicción de que la educación es la herramienta más poderosa para transformar vidas y comunidades.
Que este año nuevo sea testigo de nuestro esfuerzo conjunto por construir un sistema educativo que honre la grandeza de Michoacán. Un sistema donde cada estudiante, independientemente de su origen o condición social, tenga la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial. Un sistema que nos llene de orgullo y que sea ejemplo para el resto del país.
El futuro de Michoacán está en las aulas. Hagamos que cada día cuente, que cada acción sume, que cada esfuerzo nos acerque más a la excelencia educativa que nuestro estado merece. El momento es ahora, y el compromiso es de todos.
¡Por una educación de excelencia en Michoacán!