El Arzobispo de Morelia encabezó en Catedral este rito de oración y contemplación de las 15 estaciones que recuerdan la dolorosa Pasión del Señor
En este Viernes Santo en que la Iglesia Católica rememora las Siete Palabras que Cristo pronunció desde la Cruz, antes de morir, el dolor de la Virgen María, y la muerte de Jesús crucificado, el Arzobispo de Morelia, Monseñor Carlos Garfias Merlos, encabezó en Catedral el rezo del ViaCrucis que es un repaso solemne en 15 estaciones de la Pasión dolorosa de Jesús desde su aprehensión hasta su crucifixión.
Ataviado en casaca dorada, en honor a la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, el jefe pastoral recordó que el Vía Crucis es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión de Jesús.
Acompañado de sus obispos auxiliares y de los presbíteros del Cabildo Metropolitano, así como de numerosos fieles, el prelado fue deteniéndose en cada una de las imágenes representativas del camino de nuestro Señor dentro de un ejercicio piadoso los orantes fueron haciendo reverencia y el jefe pastoral portando su báculo expresó en cada una un pasaje del Evangelio para meditar y rezando un Padre Nuestro, Ave María y Gloria tras meditación y contemplación, así como entonando cantos solemnes mientras se avanzaba de una estación a otra.
“Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”, fue la oración inicial dicha por Monseñor Garfias Merlos para continuar con este rito de adoración y pedir perdón al Señor.
Las estaciones del Via crucis, que significa el camino andado, en este caso del Pretorio romano hacia el monte Golgota hacia la Cruz, son: cuando Jesús es condenado a muerte, Jesús carga con la Cruz, Jesús cae por primera vez, el encuentro de Jesús con su Madre sufriente, Jesús es ayudado por el cireneo a cargar la Cruz, la Verónica limpia el rostro de Jesús y queda plasmado en su pañuelo, Jesús cae por segunda vez, Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén que lloran por El a su paso doloroso, Jesús cae por tercera vez, Jesús es despojado de sus vestiduras, Jesús es clavado en la Cruz, Jesús muere en la Cruz, Jesús es bajado de la Cruz y puesto en los brazos de su Madre, Jesús es sepultado, y Jesús resucita de entre los muertos.
Antes de morir en la Cruz, Jesús pronuncia las Siete Palabras, llenas de amor al prójimo las tres primeras, y de obediencia a su Padre las restantes. En su larga agonía, la primera es “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, intercediendo ante Dios por quienes le ignoraron siendo el Señor Jesús, le maltrataron, condenaron y crucificaron. “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso”, concediendo el perdón a uno de los dos ladrones que fueron castigados en la cruz con El quien se arrepintió al ver que era el Hijo de Dios. “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo, he ahí a tu madre”, que es cuando Jesús lega a la humanidad a María como nuestra Madre, y a María nos deja como sus hijos.
La cuarta frase pronunciada desde su Cruz, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, suplicando Jesús en su forma humana a su Padre por el extremo dolor físico a que fue sometido por nosotros. “Tengo sed”, en que el Señor clama un poco de piedad a sus captores. “Todo está consumado”, dirigiéndose al Cielo en referencia en que todo se cumplió como estaba en las Escrituras. Y finalmente antes de exhalar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, acogiéndose a su Padre a quien dio muestra de amor y obediencia, sabiendo que posteriormente subiría a la Gloria a la derecha del Padre para reinar junto con El.
Y el dolor de la Virgen María, nuestra Madre, quien acompañó a Jesús durante todo su padecimiento y a quien una espada de dolor le atravesó el corazón. A ella, La Iglesia Católica le dará el pésame por la muere de Jesús más tarde, durante la parada que frente a Catedral haga la Procesión del Silencio en que los dolientes marchan en silencio llevando el cuerpo de Jesús y a la Madre doliente que está de luto, y a quien el Arzobispo pedirá perdón a nombre de la humanidad que día a día sigue clavando a Jesús en la Cruz por el pecado.