También en la Misa de hoy Miércoles Santo se han consagrado los Óleos y el Santo Crisma que se usan para sellar en el nombre de Dios
La Catedral, templo mayor de la Arquidiócesis de Morelia, abrió este Miércoles Santo sus dos portones centrales para el ingreso de todo el Presbiterio que se congregó, así, para renovar su promesa y servicio de fidelidad ante Dios, alabarle y cantarle.
«El espíritu de Dios me ha ungido», y es Dios a través de Jesús el sumo sacerdote quien les ha elegido, recordó Monseñor Carlos Garfias Merlos ante todos los sacerdotes obispos auxiliares, el Cardenal, el Arzobispo coadjutor y el padre rector de Catedral en este Miércoles Santo que es el día del sacerdote, en que los ministros de Dios renuevan su vocación, su promesa ante el altar y sus votos sacerdotales.
En este 2025 en que está proclamado el jubileo que es un año de Gracia del Señor, el jefe pastoral les dijo «como sacerdotes no somos dueños de los fieles, sino servidores para que cada uno de ellos en comunión con la Iglesia goce de ser testigo del Evangelio», dirigiéndose a los poco más de 600 sacerdotes presentes, así como a sus Obispos auxiliares y eméritos como Monseñor Octavio Villegas, el Cabildo Metropolitano, el Cardenal Alberto Suárez Inda, el Arzobispo coadjutor Monseñor José Armando Álvarez Cano, y el rector de Catedral durante la Misa Crismal en que han renovado, todos, sus votos sacerdotales ante Dios, incluyendo el propio Arzobispo.
En esta celebración eucarística del Miércoles Santo en Catedral, dijo a todo el Presbiterio presente «tenemos todos la oportunidad de reconocernos y de descubrirnos, ungidos del Señor para recuperar la vivencia dinámica y transformadora de nuestra vocación», para ser una Iglesia renovada, sinodal, revitalizada y reavivada en Cristo que ha descendido sobre ellos su Espíritu. Están ungidos para la construcción de la paz.
Y prosiguió en su mensaje en la Homilía hablando a todos los ministros sacerdotales quienes portaban su túnica blanca: «Dejemos que sea Cristo quien camine a nuestro lado y delante de nosotros, sigámosle e imitémosle, que su Espíritu infunda en nuestra vida y nuestras actividades pastorales».
Después prosiguió a tomar protesta a todos los sacerdotes ahí reunidos quienes renovaron a los pies de Jesús y ante la imagen de la Virgen de la Salud, patrona de esta Arquidiócesis, su vocación y su promesa de servicio como fieles ministros de Dios aquí en la Tierra.
Desde el altar oró el jefe pastoral también por los sacerdotes fallecidos, por los misioneros, por los seminaristas y los jóvenes que el Señor sigue llamando, y por todos los obispos, el Cardenal y los sacerdotes: «pidámosle a Dios que nos unja con su Espíritu para que desde Él seamos la alternativa para vivir la paz y la justicia, y la solidaridad, llevando con alegría la palabra de Dios».
Monseñor Garfias Merlos dio gracias a Dios por haber sido escogidos y ordenados para ejercer este noble y bendecido ministerio.
Durante esta celebración eucarística presidida por el Arzobispo de Morelia en unión con su Presbiterio y el pueblo de Dios, además de que los sacerdotes han renovado las promesas hechas el día de su ordenación, también ha consagrado el óleo de los enfermos como el aceite con que se unge a los enfermos, los enfermos terminales y los moribundos, así como las hostias que se consagran para ministrar la Comunión en la Eucaristía durante todo el año y el Santo Crisma con que se unge a los bautizados y confirmados, así como las manos de los presbíteros cuando son ordenados, la cabeza de los obispos, como las iglesias y los altares, además de que bendijo también los óleos de los catecúmenos para ministrar los Sacramentos.
Monseñor Garfias Merlos conminó a los sacerdotes a ser punto de luz e imagen y semejanza de Jesús en estos momentos de dificultad, adversidad y de desesperanza.