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martes, octubre 22, 2024

EL SÍNDROME DE LA MUJER MALTRATADA

Fabiola AlanisFabiola Alanís Sámano

Pasaron ya más de dos décadas desde que en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer mejor conocida como–Convención de Belém Do Pará, se estableció que la violencia que se comete contra las mujeres al interior de sus hogares o en el entorno familiar, no es un asunto entre particulares, es esencialmente un tema de Estado que, reconocido como tal ha permitido diseñar instrumentos legales para la protección de las mujeres; sin embargo el camino es largo y desafiante, hoy la eliminación de la violencia contra las mujeres es parte de la agenda estatal, programas, leyes, buenas voluntades, campañas de difusión, hay ciertamente un imperativo ético detrás de cada una de los esfuerzos encaminados a mejorar las condiciones de seguridad de las mujeres, pero todo eso parece insuficiente porque más del 90 por ciento de los hechos de violencia cometidos contra las mujeres se generan en los hogares y es ahí en donde se desarrollan patologías como el Síndrome de la Mujer Maltratada, que afecta a cientos y quizá a miles de mujeres en el país, detectarlo a tiempo puede salvar la vida de muchas mujeres.

De acuerdo con el Protocolo para la actuación de los casos de feminicidios, el Síndrome de la Mujer Maltratada, se presenta al interior de los hogares y en sus relaciones sentimentales de pareja y se clasifica en términos generales de la manera siguiente:

Primer Nivel.

Se caracteriza porque hay agresión verbal y lesiones físicas de intensidad leve o levísima, por lo general hematomas en la cabeza, golpes en la cara, brazos y tórax

Segundo Nivel.

Corresponde a la etapa de forcejeo. Las lesiones van de leves a moderadas y consisten en hematomas, edemas, escoriaciones, arañazos, todas de mayor magnitud en cara, cabeza, torax y brazos. Su ubicación anatómica es arriba de la cintura y puede haber lesiones características de sujeción y sometimiento. Además, las ropas de la víctima están fuera de lugar y presentan desgarros.

Tercer Nivel o Nivel Crítico.

Se relaciona con maniobras de forcejeo y lucha. Se presentan todos los indicios señalados en los niveles uno y dos, pero son de mayor magnitud. Van desde esguinces, luxaciones, fracturas, hasta heridas cortantes,

 punzocortantes. En estos casos, la agresión es generalmente armada y puede incluir disparos por proyectil de arma de fuego. El agresor incide con la intención de causar daño importante.

Cuarto Nivel.

Forcejeo, lucha y defensa. Se presentan todos los indicios de los niveles anteriores más lesiones de gran magnitud por su ubicación anatómica, traen consecuencias inmediatas y tienen la intención de causar la muerte, se presentan lesiones, heridas cortantes en brazos, cabeza, tórax.

Al tratarse de una patología es más difícil que quien la padece pueda detectarla, no así los familiares más cercanos, los padres, hermanos, vecinos, compañeros de trabajo, quienes ciertamente pueden enviar señales de alerta cuando detecten un caso que puede como se ha dicho, ocasionar daños mayores a las mujeres.

La tarea es pues, de todas y todos.

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