La formación de la identidad de un país se basa en aspectos muy variados, que en ocasiones van desde factores idiomáticos, religiosos, gastronómicos, musicales, de vestido, solo por mencionar algunos de ellos. La coincidencia no quiere decir uniformidad, pues en un estado donde predomine el uso de un idioma, puede a ver minorías que hablen otros, así que esta es solamente una somera enumeración de aspectos que pueden tomarse en cuenta cuando se trata de hablar de una identidad nacional.
Una de las tradiciones que llegaron con los españoles y que ha tenido un fuerte arraigo entre algunos sectores de mexicanos, han sido las corridas de toros, la llamada fiesta brava, donde, como es conocido, se sacrifica un bovino, de una raza especialmente creada para ello, como es el toro de lidia.
De algunos años a la fecha el tema de las corridas de toros ha estado como centro del debate entre los grupos de los animalistas y quienes las defienden como patrimonio cultural, como una celebración, donde el toro no es en sí una víctima, sino que esta forma de morir honra al animal, quien tiene una muerte digna, luchando, con la posibilidad de indulto; en tanto que el resto de los toros son sacrificados sin más, para carne para el consumo humano.
El tema de las corridas sí o no, se ha convertido en algunos lugares un tema de corte político, particularmente en España, de donde ha llegado este espectáculo. En el año 2012 las corridas fueron prohibidas en Cataluña, con la gran intención de diferenciarse del resto de España, en el entorno de su intento de independizarse, marcando con ello una diferencia con el sentir de otros españoles.
En los últimos días el tema de las corridas ha vuelto a cobrar actualidad, por la determinación que se ha tomado en la Ciudad de México de prohibir todo espectáculo taurino donde se maltrate a los toros o se les sacrifique, lo que ha generado el enojo de los aficionados a este espectáculo.
Se argumenta el desconocimiento de los opositores a las corridas sobre el trasfondo cultural que tienen; se habla del gran número de empleos que se producen en torno a cada función y la derrama económica.
Es cierto que se trata de un evento con una gran tradición, pero también se debe reconocer que mucho ha cambiado sobre el respeto que se le debe tener a los animales, no solo bovinos, si no a todos en general.
Sí en el pasado los animales eran aceptados como parte de un espectáculo, hoy que se ha comprobado que tienen sentimientos, como miedo, amor, debemos de repensar muchas acciones que en el pasado fueron bien vistas, pero ya no son acordes a los avances de la ciencia, de las humanidades, de la bioética, que tendríamos que darnos cuenta de que hay cosas que deben dejarse en el pasado.
N0 es tarea fácil, pues sin duda que hay muchas personas que se identifican con el espectáculo de las corridas, pero a lo largo de la historia de la humanidad hay espectáculos que han desaparecido conforme se van modificando las formas de pensar de los hombres.
La historia del hombre está llena de espectáculos que hoy veríamos con extrañeza, pero que se pueden explicar dentro del marco de pensamiento imperante de su época, pero también de su desaparición cuando los gustos de la humanidad cambiaron.
Espectáculos que terminen con la muerte de uno de los combatientes, sea animal o humano, no deberían ser motivo de entretenimiento. Las fiestas deberían ser siempre para honrar a la vida y no a la muerte.
Lo que escribo no es una verdad, es mi forma de pensar, presentada en forma muy sintética. Sin duda que está abierto el debate sobre el tema