Pensar que las sociedades son homogéneas en lo que tiene que ver con su identidad, es totalmente una falacia.
Durante mucho tiempo se pensó, principalmente durante el auge del estado nación, de que todos los habitantes de un país debían ser iguales en su forma de vida, de religión, de idioma, de etnia. Esa falsa visión negaba la identidad de particulares humanas y por ello también se negaba la existencia de los partidos, porque estos, como su nombre lo indica, niegan la homogeneidad anhelada.
La intención de no aceptar de que existieran personas que eran diferentes, se buscó erradicar de diferentes formas, como era la expulsión de los diferentes, el concentrarlos en barrios o ghettos, forzarlos a aceptar el modelo de vida mayoritario por la fuerza, esclavizarlos, negando su carácter de humanos o, lo más drástico, eliminarlos.
¿Cómo entenderíamos a una minoría?, pues de forma simple, como un grupo humano que dentro de un territorio determinado tiene características, hábitos, color de la piel, diferente al de la mayoría o a los valores que el grupo dominante acepta como el que debe ser como el imperante.
De acuerdo con lo anterior, existen minorías religiosas, que no creen en el dios que la mayoría de la población del territorio donde viven, se identifican; usualmente a las minorías religiosas se les obligaba a abjurar de su propio dios y de no hacerlo se podían ver sujeto a vejaciones, que podían acabar con la muerte.
También existen las minorías lingüísticas, quienes no hablan el idioma oficial del estado y que en muchos casos el gobierno hoy día puede reconocer el idioma de esas minorías, pero en otros puede generar políticas para invisibilizar a estas lenguas o incluso buscar la desaparición de estas, al identificar el uso de idiomas tradicionales, como con atraso.
Una de las minorías más ocultadas y perseguidas, lo han sido también las sexuales, aquellas que no se identifican con los roles hombre-mujer y que apenas hasta años recientes han empezado a ver respetados sus derecho, aunque no en todas partes, pues aún hay lugares donde tener una preferencia que no sea la heterosexual, se puede castigar con la pena de muerte.
Minorías también se encuentran con la identidad étnica, que son aquellas que su genotipo no coincide con el de la mayoría de la población de un estado y por ello se les da un trato discrinatorio e incluso se les niega el ser parte de un estado donde han estado desde hace cientos de años.
Podríamos decir que incluso las minorías científicas, pueden padecer persecución al contracorriente de una forma de entender el conocimiento que no coincide con el paradigma dominante, como fue el caso de los científicos de fines de la edad media, Copérnico y Galileo, que al negar teoría aceptad en ese momento de que la Tierra era el centro del Universo, se las tuvieron que ver con el tribunal de la Inquisición
Son muchas las formas en que se manifiesta la falta de respeto a las minorías, pero su presencia, pese a lo que muchos puedan pensar, enriquecen a una sociedad, pues son una manifestación plural y multicolor que es el mundo.
Hoy está la tentación de acallar las minorías políticas en muchas partes del mundo. Es cierto que una mayoría en materia política es cambiante y se forma a partir de los mensajes que se mandan y que logran convencer a la mayoría de los electores, ¿pero ese aval que se da para que un partido gane se traduce en la eliminación de los que son minoría en ese momento y no considerar su forma de pensar? La respuesta hoy, como en el pasado, es no.
Un virtud del estado moderno es que está hecho para dar espacio a todas las voces. Todos pueden hablar y ser escuchados y no por ser de diferente signo político eliminárseles.
Escribía el politólogo italiano Giovanni Sartori, en su libro Teoría Política, que un estado democrático, es aquel que empieza por respetar a sus minorías y coincido, el estado moderno es aquel donde todos tenemos espacio, done se respeta formas diferentes de ser o de pensar. Considerar que quien piensa o es diferente es un traidor a la patria, es volver a épocas que ya deberíamos haber superado.
